En una nueva e interesante conversación con Días de Areco, el Dr. Luis Giménez planteó la propuesta de crear un centro de atención primaria con un equipo de profesionales orientado a atender a los adolescentes con sus demandas de salud particulares.

El médico psiquiatra, que es especialista en salud pública, volvió a utilizar el término “una buena nutrición psíquica”, basado en la identificación de los niños y adolescentes con sus padres y en la práctica del deporte y de actividades culturales y sociales para completar la formación de la estructura psíquica de la persona para cuando alcance la etapa de adultez.

Hace tiempo que le venimos dedicando espacio al tema de la salud mental de los niños, adolescentes y jóvenes. Es esas entrevistas venimos analizando diferentes argumentos, como planteando un diagnóstico….

“Sí, es cierto y por eso pensaba en qué acciones podemos proponer para ese grupo etario tan frágil como es la adolescencia, porque ya hemos hablado de la cantidad de accidentes y de suicidios que son la primera causa de muerte entre jóvenes de 14 a 21 años que además corresponde con una etapa donde la maduración psíquica todavía no está concluida y hay que ir armándola. Por eso creo que es necesario pensar y proponer algunas acciones dirigidas a ese grupo tan frágil”.

¿Cuál sería una propuesta de acción concreta?

“Creo que es necesario crear en un centro de atención primaria con un equipo orientado directamente a la atención de la adolescencia, que sea un centro de atención para jóvenes de 13 a 21 años, justamente para atender esta demanda que muchas veces es lo que se llama una demanda oculta porque no llegan a hacer la consulta. Una de las razones de porque la juventud se siente desamparada es porque muchas de sus demandas las siente como no atendidas porque no hay efectores de salud especializados en esa etapa de la vida. Entonces la propuesta de armar un equipo en un CAPS para la atención de la adolescencia debe ser una de las prioridades del momento actual de San Antonio de Areco”.

¿Cómo piensa que debe ser ese equipo de salud?

“Sería un equipo básico de tres psicólogos, un psiquiatra infanto juvenil y una trabajadora social.  Con ese equipo de cinco profesionales ya podemos ir empezando a atender esta demanda porque cuando se detectan los factores de riesgo debemos tener los efectores preparados para atender a esos jóvenes que lo requieren. Eso es lo que tenemos que organizar y no es difícil hacerlo. Hay que tener voluntad, hay que tener voluntad política, hay que tener capacidad técnica, cosa que está disponible, pero sobre todo hay que tomar la iniciativa, tomar la decisión de hacerlo. Quiero decir algo más que por cada hecho de violencia consumado, femicidios, suicidios, quiere decir que hay muchos más, que no están consumados pero que cotidianamente están sucediendo. Por lo tanto es fundamental ir armando equipos y programas de atención preventivos para que las instituciones que deban actuar lo hagan con rapidez, con eficiencia”.

En entrevistas anteriores usted utilizó un término, el de “una buena nutrición psíquica”. ¿A qué se refiere con ese concepto?

“Alguna vez usamos el término de la buena nutrición psíquica para que nuestra estructura psíquica esté lo más fuerte posible. Esto se debe ir logrando desde la infancia. Cuando hay un buen maternaje y lo que se llaman las identificaciones adecuadas que surgen a partir de la identificación con los padres que cumplen una función fundamental en el desarrollo neurológico y psíquico.  Entonces supongamos que tenemos padres deprimidos, que viven con miedo, con ataques de pánico, eso genera en el bebé y el niño una identificación con una madre temerosa, fóbica, depresiva y eso va dejando huellas en la estructuración psíquica. En cambio cuando tenemos padres con otro estado, con otra fortaleza psíquica, esas identificaciones son mucho más positivas, más ricas, más nutritivas”.

¿De qué manera se puede conseguir esta buena nutrición psíquica?

“La otra manera de lograr esa buena nutrición psíquica es a través de experiencias sociales, deportivas y artísticas que van logrando un relleno psíquico mucho más rico donde el reconocimiento del adulto sobre esos niños y niñas va creando una amalgama muy importante. Tengamos en cuenta que para los niños y niñas cuando hay una desconfianza por parte de los adultos es un golpe muy fuerte. Entonces estas dos cuestiones, tener un buen acompañamiento desde niños, con padres que los comprendan, y luego experiencias que enriquezcan su estructuración psíquica producen un tercer elemento que es el de la plasticidad psíquica que se puede estudiar desde la neurociencia, y apuntan a lo que prefiero llamar una buena nutrición psíquica en la etapa de formación del adulto”.

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