Esta mañana los trabajadores municipales intensificaron la medida de fuerza que habían comenzado el viernes con una retención de tareas que se convirtió en un paro total de actividades e incluyó una movilización multitudinaria a la Plaza Ruiz de Arellano y asambleas permanentes para evaluar paso a paso la situación durante una jornada que transcurrió cargada de tensiones.

El paro tuvo una altísima adhesión que superó largamente el 90% y se hizo sentir fuerte en la prestación de los servicios de limpieza urbana, cobro de tasas y salud, donde solo se atendieron urgencias.

A lo largo del fin de semana, el gobierno (que siempre apunta a redoblar la apuesta para recrudecer el enfrentamiento como método de construcción política) sacó a la calle a los funcionarios para recolectar la basura generando comentarios muy críticos del parte de vecindario, aun en las cuentas oficiales de sus propias redes sociales. Este gesto no solo no alcanzó para hacer una limpieza eficiente sino que también recalentó los ánimos.

A diferencia de lo que ocurrió entre 2021 y 2022, los trabajadores se mostraron unidos en el plan de lucha porque parecen haber quedado atrás las diferencias internas que en anteriores reclamos separaron a las enfermeras del corralón, dos de los sectores más numerosos del plantel de empleados municipales, que actualmente son más de 1300. Además, esta vez se sumaron activamente el personal de las distintas oficinas de la administración (Tesorería, Compras, Planificación, Cómputos, Cultura, Recaudación, entre otras), los auxiliares del sistema educativo municipal y la Unidad Sanitaria y el corralón de Villa Lía.

La experiencia histórica dice que cuando el personal administrativo que presta servicios en el palacio municipal se acopla a un paro es porque el conflicto salarial llegó a un punto límite.

En medio de un panorama que hacía mucho tiempo que no se veía (con quema de cubiertas frente al edificio de la Municipalidad, con la calle Lavalle cortada al tránsito por bolsas de residuos y con una parrilla asando chorizos) fueron los combativos delegados de ATE los que llevaron las voz cantante para comunicar el nuevo ofrecimiento del Ejecutivo que a lo propuesto el viernes (10% de aumento en febrero y otro 10% en abril) le agregó un 5% más a pagar en marzo y para conducir una asamblea que resolvió rechazar la oferta y continuar con el paro por ahora con un plazo indeterminado.

“La adhesión al paro alcanzó un 98%. En la administración acató el 80%, en el hospital el 97%, en el corralón paró el 99% y hubo oficinas y sectores completamente parados como Cultura y el cementerio. En Recaudación y Compras casi no hay gente trabajando por lo que diría que casi todo el Municipio está de paro”, dijo Araceli Vidal, una de las delegadas de ATE, que agregó: “en las dos reuniones que tuvimos por la mañana el gobierno volvió a repetir lo que siempre recalca, que el Municipio tiene pérdidas pero nunca se fijan en las pérdidas que el Municipio le hace pagar a sus empleados que cobramos sueldos muy magros. Entonces ofrecieron un 5% más a pagar en marzo, aparte del 10% de febrero y del otro 10% para abril que ya conocíamos desde el viernes y después sentarse a conversar. Esa propuesta no fue aceptada en una asamblea de compañeros que decidieron continuar con la medida de fuerza”.

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