San Patricio y River Plate aprovecharon la primaveral tardecita de sábado para jugar exigentes 75 minutos de fútbol amistoso que los entrenadores utilizaron para que sus equipos no pierdan ritmo de competencia en este receso obligado por las elecciones pero también para buscar variantes y ensayar algunos movimientos tácticos.
Al principio del cotejo, Germán Mangieri armó la pareja de zagueros centrales con Marcos Gaute y Mateo Alonso, Matías Pigretti jugó de volante central, Federico De Rosa se movió como enganche, Manuel Blanco se recostó a la mediacancha, sobre la izquierda y Juan Bolea fue más de punta, cerca de Diego Pollier que fue el único delantero neto.
Esta organización colectiva le permitió a San Patricio tener más tiempo la pelota en su poder pero sin conseguir profundidad. Fue por este motivo que más tarde Blanco pasó de atacante para acompañar a Pollier y después ingresó Pedro Cairo en su clásica posición de centrodelantero.
Por el lado del elenco de la Plaza Belgrano vimos un trabajo más posicional, achicando espacios en su propio terreno, engrosando la zona media con el retroceso de Luis Maggio que se sumó a los dos líneas de 4 bien definidas que dispuso Luis Lanzone.
En este esquema táctico, Lucas Inzaurralde quedó como líbero mientras Mateo Antonijevic encimó la marca, bien arriba, del atacante rival y Julián Casas patrulló las inmediaciones de sus zagueros liberando a Máximo Griego que trabajó como un 5 más adelantado.
En esta nueva versión de River Plate, Santiago Cicarelli cumple la tarea de definidor neto, rondando el área contraria y siempre atento para aprovechar su remate seco y potente.
En el tramo final de la contienda, los dos técnicos apelaron a muchos cambios de nombres pero en el cuadro de la banda roja tuvo unos cuantos minutos en cancha Maximiliano Pérez, un volante de la Categoría Sub 20 de interesantes condiciones futbolísticas.