En el clásico que Rivadavia le ganó 3 a 2 a San Patricio, Bautista Leguizamón se encargó de tomar con mucho rigor la marca nada más y nada menos que de Manuel Blanco y sacó un aprobado grandote en la misión.

A la semana siguiente volvió a cubrir el lateral derecho de la defensa panzanegra ante Solís y las circunstancias del juego lo llevaron a salir del fondo y a ocupar una posición más adelantada, casi de volante y también cumplió una buena labor.

Bautista es chiquito, delgadito, parece frágil pero sin embargo es un marcador firme, atento, seguro y lo suficientemente sereno como para mostrarse como salida por su banda.

Es pibe todavía y seguramente lo van a ir llevando de a poco para que lentamente se acostumbre a jugar entre los mayores que hacen sentir el peso de su físico en cada choque, pero sus actuaciones hasta aquí le abren una puerta al entusiasmo que los hinchas de Rivadavia tienen depositado en este juvenil surgido de las inferiores del club.

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