Ayer, River Plate le ganó 3 a 2 a Independiente en un cotejo correspondiente a la undécima fecha del Torneo Apertura 2023 que cerró la larga jornada disputada en el centenario Estadio Enrique Fitte.

Con este triunfo, el elenco de la Plaza Belgrano suma 20 unidades, comparte con Robles y San Antonio el cuarto lugar en la tabla de posiciones y está a un paso de clasificar para la siguiente ronda del certamen.

La derrota le complicó el panorama al buen equipo de Capitán Sarmiento porque quedó octavo con 18 unidades y si bien es cierto que le lleva tres de ventaja a Unidos y seis a San Patricio, todavía debe jugar ante rivales muy difíciles como lo son San Carlos y San Antonio. Igualmente a esta altura, la diferencia de puntos a su favor no es nada despreciable aunque no se debe confiar ni un solo segundo.

La actuación del cuadro que dirige Luis Lanzone fue como una moneda, con dos caras bien definidas, porque jugó realmente muy bien durante la última media hora del primer tiempo pero su rendimiento cayó verticalmente en el complemento, tanto que terminó ganando con angustia un encuentro que parecía definido cuando terminó la etapa inicial.

En su mejor pasaje de la húmeda nochecita arequera, River Plate ofreció un funcionamiento colectivo interesante, con mucha dinámica, movilidad, fluida circulación de pelota, orden táctico y contundencia frente al arco del elástico Lautaro Dávila para sellar un 3 a 0 que parecía definitivo aunque aún quedaran por jugar 45 minutos.

En ese tramo, los de la Plaza Belgrano mostraron la perseverancia de Mateo Antonijevic para tomar la marca del peligroso Nahuel Ulere, la facilidad de Lucas Inzaurralde para subir por izquierda, la experiencia de Julián Casas para patrullar el círculo central, el ida y vuelta generoso de Valentín De Blas y Juan Canaveri por las bandas, el tranco firme de Máximo Griego para trabajar como un 5 adelantado, que comandaba con éxito la presión sobre la salida del rival, la envidiable vigencia de Luis Maggio, que convirtió su gol número 130, y la velocidad centellante de Luciano Conti que desequilibró permanentemente con sus piques y además fue autor de dos tantos.

Pero en la segunda mitad de la contienda la historia fue completamente distinta porque River Plate no pudo sintonizar la misma onda, perdió la propiedad del balón, entró en el toma y daca, en el intercambio turbulento de ataque por ataque que le propuso Independiente y cayó en un desorden que lo condenó a sufrir casi hasta la pitada final del árbitro, más de allá de que fabricó un puñado de opciones claras como para convertir algún gol más.

La charla del entrenador Marcelo Duarte revivió a sus hombres en el intervalo y el elenco azul se jugó el resto desde el minuto 0 del segundo tiempo con el ingreso del explosivo Leonardo Burgos que se paró como tercer delantero neto junto a Ulere y al veloz Washington Clemente, más el empuje desde el fondo de Javier Antonio, del capitán Maximiliano Marzano, de Leonel Ulere y de la buena pegada del ingresado Lorenzo Fernández.

A los 4’ el colorado Ulere hizo sentir una vez más su olfato goleador y achicó las cifras del tanteador y a los 8’ Marzano descontó al convertir un penal que le cometieron a Burgos.

Con un jugador menos (Benjamín Ojeda se fue expulsado a los 44’ del primer tiempo) pero entonado por la remontada espiritual, Independiente llevó el partido al terreno que más le convenía y lo tornó vertiginoso, peleado, caliente, emotivo y hasta generó la sensación de que se habían borrado por completo las distancias futbolísticas del primer tiempo y que pretender el empate no era algo descabellado.

River Plate aguantó como pudo, con las atajadas poco ortodoxas pero efectivas de Geremías Calabrono, con el temperamento de Tomás Portillo en la cueva, con la garra de Antonijevic, con el esfuerzo del Kiki De Blas y de Canaveri, que terminó fundido físicamente por el esfuerzo, y con la inteligencia de Maggio que se retrasó para intentar manejar el balón con la idea de enfriar el fuego que le ponía su adversario a esa caldera ardiente que fue el epílogo de un encuentro que se había complicado más de la cuenta pero que terminó con una victoria que cotiza oro en la puja por la clasificación.

River Plate: Geremías Calabrono (6); Álvaro Bovetti (5), Tomás Portillo (6), Mateo Antonijevic (6) y Lucas Inzaurralde (6) (reemplazado por Marcos Cisneros); Valentín De Blas (6), Julián Casas (6) (luego Tomás De Blas), Máximo Griego (6) (sustituido por Nehuén Guzmán) y Juan Canaveri (6) (más tarde Franco Toledo); Luis Maggio (7) y Luciano Conti (8) (después Thomás Cufré 6). DT: Luis Lanzone.

Independiente: Lautaro Dávila (7); Leonel Ulere (6), Alejo Correa (5) (después Lorenzo Fernández 6), Maximiliano Marzano (6), Angel Hurtado (5) (reemplazado por Tomas Robledo 6) y Juan González (5); Javier Antonio (5), Hernán Gutiérrez (5) (más tarde Leonardo Burgos 7) y Benjamín Ojeda (5); Nahuel Ulere (7) y Washington Clemente (6). DT: Marcelo Duarte.

Goles: 22’ Maggio (RP) de penal; 26’ y 37’ Conti (RP), 49’ Nahuel Ulere (I) y 53’ Marzano (I) de penal.

Expulsado: 44’ Ojeda (I).

Público: 150 personas.

La Figura: Luciano Conti (8) de River Plate.

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