En una interesante entrevista con Días de Areco, Grisel Ramírez habló sobre el origen de Raíces de Cacao, donde produce alimentos artesanales: pastelería, chocolates y alfajores.
A lo largo de la charla, Ramírez manifestó que, en su local ubicado en diagonal a la plaza Arellano, atiende a turistas, pero también a muchos vecinos de San Antonio de Areco que son gustosos de sus productos, 100% hechos por sus propias manos.
Ramírez comentó que es esencial mantener la calidad de la materia prima que se elabora y que en sus planes figuran la distribución de alfajores y una mayor producción de chocolates.
¿Cómo nació Raíces de cacao?
“Empecé en Buenos Aires, vendiendo pasta frola en la calle. Después el destino me trajo nuevamente a San Antonio de Areco y seguí vendiendo en la calle. Luego me sumé a la feria del río y trabajé de moza. Con eso me pude pagar el estudio para aprender pastelería profesional. Trabajaba acá, en gastronomía y viajaba a Buenos Aires para estudiar. Así nació el interés por la pastelería porque cuando trabajé en el resto bar Ambigú, conocí qué era lo que quería el público, qué no quería y de a poco me fui independizando y creé mi marca, Raíces de Cacao, que primero tuvo otro nombre, pero después mutó a este que es el definitivo. Pero mi intención es volcarme definitivamente a la producción de chocolate y de alfajores artesanales”.
En 2020 abrió su local al público en pleno corazón de la zona turística…
“Hace dos años pude abrir el local con atención al público. Fue en plena pandemia porque abrí en febrero de 2020 y en marzo comenzó la emergencia sanitaria. Tuve que cerrar casi un año porque recién pude volver a abrir nuevamente en diciembre. Esto me abrió un mundo nuevo, que fue más allá de la pastelería, porque tuve que pensar las cosas de otra manera. Lo comercial y los cambios de precios me llevan a pensar todo el tiempo qué hago y qué no. Ser comerciante es bastante complejo”.
El negoció está muy bien ubicado…
“Es un punto estratégico, justo en diagonal a la plaza Arellano. Es un local chico, pero pudimos decorarlo, ambientarlo y después de la pandemia nos autorizaron a usar parte de la calle, porque la vereda es muy angosta, lo que nos permitió ampliar la cantidad de gente que podemos atender. Tengo los dos públicos porque hay turismo, pero también nos visita mucha gente de Areco porque les gusta el producto y la atención. Es como un combo que hace que la gente vuelva al local”.
¿Qué ofrecen en Raíces de Cacao?
“Tenemos un café de especialidad que es un blend de granos de Colombia y de Brasil. Un muy buen café. Tenemos té en hebras, con una gran variedad de infusiones que nos provee una empresa de Córdoba que se llama Cura Té Alma. Tenemos una carta con una oferta bastante amplia para desayunar y merendar con una pastelería 100% artesanal”.
¿En qué consiste esa carta?
“Tenemos mini cakes, que son porciones de todas las variedades disponibles. Hay semifríos, pastelerías seca y húmeda. Además, tenemos los alfajores de chocolate, que son 70% de cacao que traemos de Perú, y de maicena. Es ahí donde estamos poniendo nuestras fichas, en los alfajores. Horneamos todos los días en lo que llamamos la parte de bollería de la pastelería, que son las medialunas, el pan. En fin, abarco bastantes variedades porque la pastelería me gusta mucho”.
El cliente valora mucho esa producción artesanal…
“Sí, tal cual. La gente se queda sorprendida y admirada. El producto es bueno porque está elaborado con materia prima de primera calidad y porque nunca bajamos la calidad más allá de los precios. Hay que cuidad el sabor, pero para mí la más importante es la lealtad porque estamos haciendo un alimento que además de ser rico se debe ingerir bien. Por eso te decía del chocolate, de la manteca también, del dulce de leche. La gente debe pagar por algo que vale la pena cuando compra un alimento”.
Hablemos de los alfajores, pero claro que no le vamos a pedir el secreto de la receta…
“¿Por qué no? El secreto son las manos. Nosotros elaboramos las tapas y hacemos un horneado muy rápido buscando el punto de cocción, que es que sean apenitas crocantes por fuera y que adentro tengan humedad. Después rellenamos con un dulce de leche de muy buena calidad y bañamos. Hasta ahora hacemos todo a mano, cada alfajor, uno por uno. Bien artesanal, inclusive hacemos el templado del chocolate que traemos de Perú mediante un proveedor que está en Tortuguitas. Logramos un proceso de atemperado que hace que la cobertura sea una capa fina de chocolate, que sea brillante, que haga un crack cuando lo mordés. Pensamos que el mes próximo podemos incorporar una máquina que nos va a ayudar para trabajar de manera mecánica y más en serie para agilizar la producción, pero sin perder la calidad final”.
Al principio de la conversación nos dijo que apunta a la chocolatería…
“Apuntamos a bombonería y tabletas porque estudié eso también. Me pienso volcar para ese lado, planeando un rumbo para Raíces de Cacao, el giro que le quiero dar es empezar a distribuir alfajores y dedicarme más a la chocolatería”.
San Antonio de Areco se está convirtiendo en un polo de productores de alfajores…
“Sí y eso está buenísimo. Es algo hermoso porque nos reconocen en todo el país. En Areco cada vez hay más gente que se anima a producir y a ofrecer sus alfajores. El público busca lo artesanal, el lugar chiquito. La gente busca sabores nuevos y lo artesanal es un plus muy importante”.