Ya pasó casi un mes de la tormenta registrada el 7 de marzo, que produjo daños importantes en el arbolado público y todavía en varios puntos del pueblo hay grandes pilas y montañas de ramas amontonadas.

Sin dudas ese fue un fenómeno climatológico extraordinario que ameritaba un operativo de limpieza de emergencia. Pero el gobierno no lo entendió de esa manera y el saldo está a la vista.

Pero si ampliamos un poco más la mirada vamos a notar que la administración de Francisco Ratto, con más de dos años de mandato cumplido, aún no encontró la fórmula para el corte de pasto y el mantenimiento de los espacios verdes. Esto es fácil de comprobar en una recorrida por los boulevares Quetgles, Güiraldes y Zerboni, por los parques San Martín y Alonso, por el Polideportivo y por el tramo de la costanera que se extiende desde el Club River Plate hasta la entrada del Club de Pescadores.

Además la costanera Aquiles Pazzaglia está realmente abandonada y los barrios Amespil, Canuglio, Prado y Ex Feria tienen problemas con las calles de tierra (llenas de pozos), con las zanjas y cunetas, con las veredas (que en algunos lugares directamente no existen) y hasta con la cantidad de perros sueltos, cuyo número parece multiplicarse cada día.

Pero esta falta de higiene urbana y la ineficiencia en los servicios públicos no es un problema de dinero sino de la visión del Estado y del papel que debe cumplir en una sociedad que tiene la versión doméstica del macrismo que gobierna el municipio desde diciembre de 2019 donde el recorte del gasto y de la inversión pública son una de las variable de ajuste preferidas. No es que no haya fondos suficientes sino que el gobierno local prefiere no invertirlos en la mejora en la calidad de los servicios. Por lo tanto el panorama actual que presenta nuestra ciudad no va a cambiar demasiado en el futuro.

Hay una vieja y sencilla frase que dice que gobernar es resolver los problemas del vecino para mejorarle su calidad de vida. En ese aspecto la administración Ratto flaquea y presenta uno de sus costados más débiles.

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