Pepe Papaleo hoy cumple años y tiene una manera muy particular de celebrarlo: como cada 1 de agosto desde hace más de 20 años, comparte su caña con ruda con los clientes que llegan al histórico almacén de su familia. En el barrio de la Plaza Gómez y a metros nomás de la vieja plazoleta de leones, actual sede del CEF, el negocio está cerca de cumplir 100, pero Pepe se apura en aclarar que él es más joven. Llega a los 77 y se lo ve vital, con ganas de charlar con todos los que entran a su lugar.
Sobre la clásica caña con ruda, dice que no hay mucho secreto. “Siempre la preparamos más o menos igual. Una vez escuché a un hombre en Salta que decía que había que ponerle una cascarita de naranja y arranqué a hacer eso: usamos la verdadera caña, la ruda y unas cascaritas de naranja para suavizar. Hago dos versiones, una con caña con durazno que es más suave, y los clientes no fallan y vienen a buscar siempre”.
Acodado en el mostrador donde hace tantos años atiende a sus clientes, Pepe cuenta orgulloso que “con el almacén venimos del año 30, van a hacer 100 años, pero yo no tengo tantos. Arrancó mi papá, después me tocó a mí y ahora está Carlitos. También tenemos clientes que vienen hace mucho, algunos hace más de 40 años”. Carlitos, su hijo, lo mira de un costado rodeado de viejos carteles publicitarios y fotos que el negocio ha ido acumulando a lo largo de su historia.
Con sus botellas y vasos listos para recibir a sus clientes, Pepe cuenta que todo este ritual del 1 de agosto “lo hacemos por tradición, porque es algo a lo que estamos acostumbrados. Además dicen que trae suerte la caña, ojalá que sigan tomándola para que sea mejor para todos, en estos momentos difíciles que nos tocan pasar”.