En un nuevo contacto con los lectores de Días de Areco, Santiago Gasparro analizó las posibilidades que se le presentan a la Argentina en política exterior en un complejo contexto internacional.
En la entrevista, el Licenciado en Relaciones Internacionales expuso en detalle las miradas sobre la inserción de nuestro país en el mundo que proponen llevar adelante los dos bloques políticos que confrontarán en las próximas elecciones nacionales.
El análisis de Gasparro incluyó la situación de América Latina en el marco de la disputa comercial abierta entre Estados Unidos y China y el prolongado desarrollo de la guerra en Ucrania.
¿Qué papel juegan Argentina y Latinoamérica en el nuevo concierto económico y político mundial?
“En este punto partimos de dos supuestos básicos para comprender la transición y su impacto en la región. En primer lugar, Latinoamérica se encuentra tradicionalmente dentro del área de influencia natural de Estados Unidos, consolidada a partir de la doctrina Monroe y profundizada a lo largo del tiempo. En segundo lugar, la región tiene una ventaja comparativa en producción y exportación de commodities, recursos naturales y energéticos, pero mantiene proyectos de industrialización inconclusos, inestabilidad política en algunos casos y amplias deudas en términos sociales y distributivos”.
¿La aparición de una nueva izquierda a comienzos del siglo XXI tuvo alguna relevancia en esto?
“El siglo XXI presentó nuevas oportunidades y desafíos. Tras el atentado al World Trade Center, la administración Bush concentró casi la totalidad de los esfuerzos en una guerra en medio oriente y eso dejó un margen de maniobra más laxo para los nuevos regímenes denominados por José Natanson como la “Nueva Izquierda» para iniciar proyectos de integración regional tras los intentos frustrados de los proyectos neoliberales. El alza de los precios de las materias primas también jugó un papel importante que ofreció a los distintos países, en mayor o menor medida, ingresos que contribuyeron al crecimiento generalizado y en algunos casos un mayor desarrollo e inclusión social. No obstante, con el descenso de estos precios y la nueva ofensiva política de la derecha y de los sectores concentrados, el proyecto de integración quedó inconcluso y el mapa político comenzó a cambiar virando para nuevamente a asociarse con la Casa Blanca y los organismos de créditos tradicionales”.
Retomamos la cuestión del principio. ¿Cuál es el rol de Latinoamérica hoy?
“El panorama de hoy mantiene múltiples desafíos y oportunidades para las unidades latinoamericanas. En primer lugar, el triunfo de Lula en Brasil y su reconceptualización de la política exterior en materia de conducción económica, comercial y política, plantean una lógica integracionista repensando el rol tanto de la CELAC como de la UNASUR y del MERCOSUR. El retorno del PT al poder, coincide con el gobierno centroizquierdista de Boric en Chile, de Petro en Colombia, Luis Arce en Bolivia, de López Obrador en México y con los últimos meses de Alberto Fernández en la Argentina. El principal desafío que tiene la región, recae en la resolución de su alta dependencia financiera con los organismos tradicionales de crédito, así como las amplias deudas sociales en materia de inclusión social, empleo, calidad de vida y movilidad social, sin dejar de hacer hincapié en los profundos clivajes políticos que conviven al interior de cada frontera que desemboca en una falta de consenso de políticas a largo plazo. Pero igualmente existen oportunidades. La demanda internacional de commodities crece permanentemente presionando los precios al alza (aunque no siempre es así dado al lobby en los mercados) lo cual podría otorgar cierto respiro y allanar el camino para el repunte económico tras el paso de la Covid 19. Por otra parte el escenario multipolar con la aparición de China como un fuerte comprador de materias primas e inversor en proyectos de infraestructuras, suponen un cuadro donde las hegemonías deben balancearse y esta situación otorga un margen de maniobra para negociar con los poderes de turno, mayor al que se contaría en un planeta regido por una sola superpotencia como se daba en los años 90”.
¿En este contexto, cuál es la posición, en materia de política exterior, de Argentina?
“Dentro de esta dinámica latinoamericana de la cual nuestro país no es ajeno, hay variables independientes que definen el desenvolvimiento argentino en materia de política exterior. Podríamos comenzar con el criterio financiero y económico. Existe un programa digitado por el FMI del cual es muy difícil salir. Prácticamente hasta el 2024, las directrices económicas en materia fiscal, de deuda, de reservas y de gasto público serán digitadas no desde el Ministerio de Economía sino desde Washington. Esto explica en gran parte, un modelo de vinculación con el mundo que uno de los sectores políticos en pugna, continuamente define como su rumbo a seguir. La coalición de fuerzas de centro derecha, autodefinidas en términos económicos como más liberales, entre ellas la más representativa, el macrismo, define la integración de la Argentina al mundo con una dinámica más cercana al Consenso de Washington. Es decir, entendiendo nuestro rol nacional como proveedor de materias primas, como principal ventaja comparativa y servicios financieros, desestimando la posibilidad de industrialización digitada desde el Estado. Su inserción al mundo será de carácter tradicional, alineada al antiguo Primer Mundo, aunque con un acento más moderado, ya que existen afluentes de divisas que provienen desde emergentes, aunque sin embargo se pregona la alineación con Estados Unidos, Europa, los organismos de crédito tradicionales y los fondos de inversiones especulativos. Por el otro lado, la coalición peronista, aunque muy extensa en su amplitud y pragmática en su aplicación, coincide en un proyecto de país más plural en términos productivos, sin dejar de explotar la alta productividad en commodities pero con una perspectiva de sumar valor agregado y una economía mixta de balance entre el mercado y la planificación pública. Traducido a la política exterior, esta coalición gobernante en la actualidad se sostiene en la multilateralidad tanto regional como internacional, así como también los acuerdos bilaterales con países centrales o emergentes”.
¿Qué desafíos concretos enfrenta Argentina en el plano de su inserción internacional?
“La Argentina tiene el desafío de sobrellevar su desenvolvimiento en un mundo convulsionado, donde todavía se da batalla, con aumentos de tasa de interés, a la inflación heredada de la cuarentena pero también, donde se tiene que lidiar con un conflicto en el este de Europa que sigue haciendo temblar los cimientos de los costos de las materias primas y de la logística. La fortaleza que tiene América Latina en general y Argentina en particular, es que cuentan naturalmente con los recursos que el mundo demanda (alimentos, minerales, gas, petróleo) lo cual, se transforma en una excelente oportunidad de encaminar el futuro de corto, mediano y largo plazo en una posición que podría beneficiarse de este “mundo desordenado”. Sin embargo, la principal debilidad reside en que no existe suficiente desarrollo en infraestructura para cumplir con la demanda global de commodities con lo cual se requieren consensos políticos y planes a largo plazo por lo que los clivajes históricos e ideológicos actúan como principal amenaza, sin mencionar las debilidades estructurales (dependencia del capital externo para la inversión, desigualdad social, entre otras) a la hora de alcanzar ese posicionamiento y que el proceso de integración de la región y el país quede inconcluso desperdiciando las oportunidades que la coyuntura ofrece”.