En una nueva conversación con Días de Areco, el médico psiquiatra Luis Giménez volvió a tratar el tema del suicidio, sobre todo entre los jóvenes y adolescentes.

Giménez, que fue director asociado del Hospital Esteves de Lomas de Zamora y Jefe del Servicio de salud mental del hospital Pirovano de la Ciudad de Buenos Aires, describió las distintas etapas del proceso que recorrer una persona que piensa en el suicidio al mismo tiempo que remarcó que es posible trabajar en la prevención.

Además el psiquiatra se mostró preocupado por entender el fenómeno que provoca Javier Milei en distintos grupos sociales.

¿Se puede trabajar de manera preventiva para evitar los suicidios?

“El suicidio nos muestra una de las formas en que nuestra juventud está sufriendo. Ya habíamos planteado que el suicidio no es un acto razonado sino que es un acto que se produce por desesperación. Las personas que están transitando ese proceso que las lleva al suicidio pasan por diferentes momentos. Hay un momento de tristeza, luego aparece la desesperanza y todo eso en un marco social en el que no se sienten incluidos y que los lleva a una instancia donde comienzan a pensar en la muerte, en el suicidio. Recordemos esto, que por cada suicidio consumado hay diez intentos. Es decir que si sabemos hacerlo podemos actuar sobre esos factores preventivamente”.

¿La posibilidad del suicidio es mayor entre los jóvenes?

“Estuve viendo uno de los muchos videos que aparecen en YouTube sobre el tema de suicidio en el que hablaba un adolescente que va contando su historia y dice que en su colegio, preocupados por este tema, hicieron una encuesta anónima para conocer cuántos de los alumnos habían pensado alguna vez en el suicidio y resultó que muchos habían pensado en el suicidio”.

¿Qué contaba ese joven en el video?

“Este joven va contando su historia y dice que ‘primero me atrapó la tristeza, después entré en un estado de desesperanza hasta que pensé en suicidarme. Fue ahí que ingresé en un estado de soledad, me quedaba en mi casa, no salía y cuando sí lo hacía usaba capucha. Eso fue así hasta que puede encontrarme con otras personas y apareció lo que él le llama el súper poder que fue poder hablar. ‘Entonces me saqué la capucha y empecé a hablar con otros’. Siempre según este joven: el hablar desata nudos y abre corazones. ‘Pude hablar porque primero me escucharon. A mí hablar me salvó la vida’”.

Cuando usted habla del suicidio hace mucho hincapié en el contexto social…

“Sí, porque en este momento estamos en una etapa de tomar decisiones, de pensar qué proyecto de país queremos. Debemos pensar en una sociedad donde podamos ayudarnos. Debemos pensar en una comunidad donde hay fuertes y débiles pero para que una sociedad sea igualitaria y funcione con un proyecto compartido tenemos que ser sensibles al sufrimiento de los demás. En este contexto tenemos que estar atentos a algunas propuestas y sobre todo a las palabras que usan y doy el caso de Milei porque tenemos que observar las frases que utiliza”.

¿Qué le preocupa del discurso de Javier Milei?

“Miren lo que es Mi-ley. Presten atención porque resulta que cuando alguien dice ‘vos hacés lo que quieras porque a mí no me importa nada, si te querés matar matate, si te querés reventar con la droga, reventate’. Todo eso nos está mostrando que es una persona a la que no le importa la normativa, que no le importa el marco jurídico de una república, es decir que no tiene ley.  Lamentablemente también esto pasó en determinados grupos sociales que han caído en un estado de anomia. Milei, que pretende ser un líder político, está mostrando que no tiene ley o mejor dicho, que tiene su propia ley que va en contra las leyes de la república y que organizan nuestra convivencia. Hay que tratar de entender este fenómeno que se nos presentó de golpe como oferta para un sector social que está desesperado, con incertidumbre, con pesimismo por la falta de futuro pero personas como Milei, que se rigen por una ley absolutamente individual, son muy dañinos y tiene mucho que ver con la salud mental, de cómo construir vínculos sanos que hacen que haya una mejor salud mental y de estar dispuestos a escuchar al otro pero para escuchar al otro lo debemos considerar como a un igual. Este diálogo necesario para construir una mejor salud mental está muy alejado de lo que plantea el señor Milei”.

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