El médico psiquiatra Luis Giménez retomó en una charla con Días de Areco el delicado tema de los suicidios pero señaló que existen factores protectores y programas para trabajar en la prevención y evitar estas situaciones tan traumáticas.

Durante la entrevista, el especialista en salud pública manifestó que es necesario comprender a los adolescentes para conocer sus sufrimientos, tanto individuales como grupales, pero al mismo tiempo señaló que es indispensable tener un sistema público de salud mental donde recurrir para su atención.

¿Los suicidios son una causa importante de muerte entre los jóvenes?

“Hay un sufrimiento mental que lleva a situaciones fatales y es por eso que decimos que es necesario que la salud mental ocupe un lugar central en las políticas de desarrollo de una comunidad. El suicidio es uno de los problemas más importantes dentro de la salud pública y sobre todo en determinado grupo etario. La juventud es la que está más afectada porque hay estudios que muestran que entre los 14 y los 25 años el suicidio es la segunda causa de muerte después de los accidentes, pero esos accidentes tienen determinados componente individuales donde el joven pone su vida en riesgo”.

¿Qué se hace ante esta situación?

“Hace un tiempo largo ya que entramos en una crisis, que yo diría que es una crisis humana, de valores, donde muchos se sienten superiores a otros por lo tanto esto implica no ser sensibles ante el sufrimiento de los demás. Por lo tanto lo que tenemos que hacer es un esfuerzo de comprensión con esos chicos y chicas que están sufriendo. Para eso no hay que culpabilizarlos porque la verdad es que la están pasando mal y es por eso que se producen estos efectos traumáticos, fatales, como es quitarse la vida. No hay que culpabilizarlos porque ellos están sufriendo una etapa histórica, social muy difícil y los adultos tenemos que hacer una lectura profunda para comprenderlos y poder acompañarlos como corresponde. Lo principal es que los adultos nos demos cuenta de esto, de hacer una buena lectura de la situación y de ver la forma de comprometerse, lo que implica todo un cambio de posición”.

¿Por qué un número importante de suicidios se da entre los jóvenes?

“Hay que darse cuenta que el suicidio es un proceso. Cuando se llega al acto suicida ese es el momento desencadenante pero es el último de un proceso largo donde hubo un sufrimiento no solamente individual del joven sino también grupal. Hay grupos enteros que sufren porque hay que tener en cuenta que la adolescencia es un momento de muchísimos cambios por lo tanto es una etapa muy difícil, llena de dificultades porque la persona se está construyendo, con puntos de su estructura psíquica que todavía no han madurado. Si a esto lo ponemos en un contexto de pobreza, de miseria, de violencia, se va creando un escenario muy traumático para la juventud que no se siente incluida en una comunidad, en un proyecto de vida”.

¿Qué cosas hay que observar en los jóvenes?

“Hay dos situaciones que están en la base de este sufrimiento de la persona, o del adolescente en este caso, y que tenemos que saber observarlos. Son dos momentos, el de la desesperanza y el del desamparo. La desesperanza, que es un estado muy delicado, se puede producir por diferentes factores que se van ensamblando y es cuando la persona no tiene esperanza de algo, de salir adelante. Pero si a eso se le agrega el desamparo por la falta de solidaridad social y por la ausencia de políticas públicas la situación se vuelve terrible para una persona joven con una estructura psíquica que está en formación, con muchos puntos frágiles y vulnerables”.

¿Es posible trabajar en la prevención de suicidios?

“Hay factores protectores que se pueden incluir en el armado de un programa preventivo. Con esto quiero transmitir que existen maneras de prevenir un suicidio y hay muchas cosas que se pueden hacer. Para esto tenemos que ver cómo está la autoestima del adolescente porque esto ya actúa como un factor preventivo. También son importantes los buenos vínculos sociales por el tema de los deportes, de los clubes, de los talleres, de las facultades creativas, todo aquello que fomente el desarrollo de la personalidad mediante el intercambio social. La identificación con figuras significativas, padres, tíos, abuelos, profesores, también es importante. Los adolescentes se identifican con cierto tipo de profesor y esperan la palabra de ese profesor. Todo eso va armando la identidad del adolescente y hay que comprenderlo. Lo mismo que el ensamble entre su propia historia con la historia de la comunidad donde vive.  Por eso conocer nuestra historia es fundamental. Hay otro factor protector que es fundamental que es un ambiente no violento y en ese sentido estamos haciendo poco. Tenemos que pensar en cómo lograr que haya una convivencia mejor, con más respeto. Pero también son necesarias las políticas públicas para atender esta fragilidad cuando se detecta y haya un sistema público donde se pueda recurrir”.

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