Días de Areco mantuvo una interesante conversación con la artesana textil Viviana Muzicante.

A lo largo de la conversación, la tejedora nos comentó sobre los cambios en su producción artesanal motivados por la pandemia, el uso de las redes sociales como medio de venta y su concurrencia cada domingo a la reconocida feria de San Telmo.

¿La pandemia le abrió una oportunidad de reorganizar su trabajo como artesana textil?

“La artesanía textil es algo muy amplio. Como estudié antropología fue ahí que tuve mi primer acercamiento a lo que es textil y también a muchas otras expresiones culturales. Si bien tengo un recorrido largo, durante la pandemia cambié mi producción porque venía trabajando mucho con telar mapuche pero pasé a lo que se llama telar de mesa. Esa pausa que hubo durante la pandemia me permitió cambiar la producción y empezar a comercializar de otra manera porque pude hacer otro tipo de producto que tuvo buena aceptación, una buena respuesta de la gente. A partir de 2020 abrí un Instagram, antes estaba un poco negada a esas cosas porque a los artesanos nos lleva mucho tiempo producir y más en el rubro textil, pero funcionó”.

¿Qué en que consistió ese cambio?

“Empecé a producir cosas más grandes. Antes de 2020 hacía cosas más pequeñas en telar mapuche pero hay que buscarle la vuelta a la artesanía textil porque si no, no se puede. Salvo que no quieras vender y que solo quieras exponer. Yo siempre tuve claro que quería ser artesana y vivir de eso, entonces le tenés que buscar la vuelta a la comercialización y creo que la encontré después de varios años porque hace mucho que tejo porque empecé a tejer en 2006. Lo textil es como un trabajito de hormiga y eso tiene mucho que ver con mi personalidad”.

¿Qué confecciona en esto que podemos llamar nueva etapa?

“Yo antes no confeccionaba prendas. Hacía fajas, combinaba con telas, entonces hacia pequeñas carteras o monederos, que a veces sigo haciendo. Ahora hago ruanas, chalinas. Lo que tiene el telar es que te permite experimentar con distintos materiales y eso me encanta. Voy probando con lana pura, mezclas, blends de fibra de cabra con lana y así voy experimentando con distintas cosas. También le doy mucha importancia al color. Juego mucho con eso y con las texturas. Ahora también empecé a incorporar bordados, que era algo que tenía pensado hacer mucho: incorporar el bordado a mis textiles. Al menos a mí esa pausa de la pandemia me sirvió para ponerme a pensar y a organizar mi producción de otra manera. Es fue lo bueno que me quedó porque veo los resultados”.

El artesano pone mucho cuidado en la materia prima que utiliza…

“En Areco hay muchas tejedoras, hay gente que hila, que tiñe con tintas naturales. Muchas veces les compro materiales a ellos. No hago todo el proceso por falta de tiempo pero elijo cuidadamente dónde comprar y valoro mucho que acá haya hilanderas, tejedoras, todo, porque la verdad es que Areco es muy rico en ese sentido y tiene de todo. El telar te permite experimentar, trasmitir una técnica muy antigua pero que se puede resignificar permanentemente. Continuar con esta técnica es muy importante”.

¿Dónde comercializa sus artesanías?

“Yo trabajo en la feria de San Telmo. Ahí tengo un puesto y voy todos los domingos. Me encantan las ferias artesanales y me gustaron desde siempre. San Telmo es un lugar muy concurrido y ahora se reactivó. Tiene mucho turismo extranjero, de toda Latinoamérica, de Europa, de Estados Unidos. Es una feria muy linda y me puedo vincular con gente porque el trabajo artesanal es muy solitario. Uno produce solo o sola y entonces el domingo te encontrás con tus pares, ves lo que producen. Es un momento de encuentro muy importante para el artesano”.

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