Dentro del marco del ciclo de entrevista para conmemorar los 40 años de recuperación de la democracia, Días de Areco conversó con el actual concejal Marcelo Pereyra, que entre 2004 y 2007 ejerció como Secretario de Gobierno y Hacienda en la gestión de Eduardo Jordán.

En la conversación, Pereyra habló sobre el complejo escenario político y económico que perfiló la renuncia de José Cames, que se produjo en agosto de 2002, pero también repasó varios momentos determinantes de nuestra historia reciente como lo fue el triunfo electoral de Jordán en 2003, el fallecimiento de Horacio Viganego y las principales medidas de gestión que se tomaron en dicha etapa.

Usted tuvo que asumir una responsabilidad política muy grande siendo muy joven tras la muerte de Horacio Viganego, que hasta enero de 2004 era Secretario de Gobierno y de Hacienda en la gestión de Eduardo Jordán…

“No estaba en los planes pero el fallecimiento de Horacio Viganego, que se produjo el 29 de enero de 2004, cambió todo. De hecho recién me incorporaba al Concejo Deliberante con alguna sesión extraordinaria. Si bien asumo el cargo de Secretario de Gobierno y Hacienda en abril, las conversaciones habían arrancado en febrero así que fue una experiencia no prevista y además cargando con la falta de Horacio, con quien había intensificado una relación política durante la campaña electoral de 2003 porque mi papá, que también es de Duggan, ya lo conocía y tenían algún contacto de vecinos”.

Historia particular la de Viganego, que provenía del peronismo pero que también formó parte del gobierno de José Cames, hasta agosto de 2002…

“Hoy podríamos decir que Viganego fue un dirigente anti grieta y Jordán decidió mantenerlo en el equipo que quedó luego de la renuncia de Cames. Pero la ratificación en las urnas en octubre de 2003 deba la oportunidad de sostener un esquema político y administrativo que había empezado a cambiar el rumbo del Municipio un año y pico antes. Horacio tenía todo anotado en sus papelitos. Iba y venía de tesorería con la información y a partir de allí tomaba las decisiones en tiempos donde no contábamos con tanta tecnología informática, que en ese entonces era de los años 80”.

La renuncia a la Intendencia de José Cames fue un hecho político con pocos antecedentes históricos y en una época muy compleja…

“Claramente fue un golpe político muy fuerte. Recuerden que ya en febrero de 2002 habían renunciado las principales figuras del gabinete y ahí es donde se incorporó Viganego. José Cames continuó hasta agosto de ese año pero cuando tomó la determinación de renunciar no dejó de ser un cimbronazo. En ese momento el Vasco tuvo la decisión de ponerse al 100% en modo Intendente. Eso implicó una cuota de responsabilidad importante pero que  honró con creces el rol que le tocó y aceptó asumir”.

Cuando Jordán asumió el cargo el Municipio atravesaba por una profunda crisis económica, con una abultada deuda con proveedores y con los propios trabajadores municipales…

“Se debía todo: ART, Teléfono, IOMA, aportes sindicales, lo que quieras. En realidad el Municipio le llegó a deber cuatro meses de salarios a sus trabajadores. Era una situación de parálisis de la administración municipal que apenas prestaba los servicios mínimos en un contexto post 2001 que había detonado la Argentina. Creo que en ese 2002 se vivió un proceso de transición porque la situación empezó a cambiar entre 2003 y 2007 donde hubo desarrollo y crecimiento en una etapa excepcional del país”.

¿El mérito de Eduardo Jordán fue haber hecho un Municipio “normal” después de una década, que arrancó con la muerte de Domínguez, permanentemente turbulenta?

“Es una buena definición. Creo que por un lado el Vasco consiguió una normalización de la rutina en la prestación de los servicios pero después también se dieron algunas cosas porque Eduardo se convirtió en un Intendente confiable para el vecino y ese fue el slogan que se utilizó en la campaña de 2003. Otro acierto fue la creación de consorcio de vecinos para el mantenimiento de caminos rurales que permitió mejorarlos después de un ciclo de muchas lluvias. Eso fue como una vuelta de tuerca para poder sacar la producción del campo y rápidamente generó un fuerte impacto económico”.

En ese momento, finales de 2002 y comienzos de 2003 se le dio un fuerte impulso al turismo…

“Se supo aprovechar muy bien el auge del turismo con Patricio Santos Ortega al frente de la dirección en un momento, que debido al tipo de cambio, Argentina se convirtió en un destino muy receptivo pero trabajando muy activamente con el sector privado. Hubo una gran partición en ferias y exposiciones que nos permitió entrar en una etapa de desarrollo y no solo pensar en la normalización del Municipio sino plantear la generación de empleo mediante la articulación con el sector privado y poner a funcionar la actividad económica. Ese es un punto clave pero para mí hay dos más, uno de ellos es el Plan de Ordenamiento Territorial que actualmente se puede sostener como política de estado”.

¿Cuál fue el otro punto clave de esa gestión de Jordán al frente de la Intendencia?

“La otra medida fue la ampliación del hospital, ese sector que se construyó para instalar el tomógrafo, que fue una compra que se hizo gracias a los vecinos autoconvocados con el sacerdote Tomás O’Donnell a la cabeza. Ese fue el primer paso para la confección de un plan estratégico que después aportó la Fundación Pérez Compang que generó toda una movida en torno al hospital Emilio Zerboni y que sirvió para consolidar un proyecto a largo plazo en salud”.

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