El análisis, uno por uno, de la actuación de los protagonistas del clásico más antiguo del fútbol local.

Rivadavia

Ramiro Ciaffardini (7): al minuto de juego realizó una atajada fundamental. Cuando Huracán se lanzó a un ataque persistente el arquero fue uno de los soportes de la resistencia panzanegra.  Cuando llenaron de centros su área, respondió con seguridad.

Nicolás De Renzo (6): aportó su habitual cuota de temperamento y cubrió con eficiencia su lateral.

Luis Romero (7): al principio apeló a su garra para tratar de sacar a flote a una defensa que no se terminaba de acomodar. Después se fue afianzando como toda la retaguardia de Rivadavia y su tarea ganó mayor solidez.

Juan Menconi (7): con dudas al principio y desbordado por el aluvión que fue el Globito en los primeros minutos. Con el paso del partido fue encontrando la posición, coordinó sus movimientos con Romero y cumplió una buena actuación.

Manuel Achetta (6): tiene tatuada la camiseta de Rivadavia en el pecho y así jugó el clásico, con una entrega sin límites.

Matías Oyanguren (7): jugó por derecha para enganchar hacia adentro y aprovechar su perfil de zurdo. Anotó el primer tanto, que fue como una bisagra para el partido, cuidó la tenencia del balón y conformó una interesante sociedad con Hernández.

Leandro Leguizamón (5): fue el volante más atrasado y tuvo que pelear a brazo partido contra los mediocampistas de Huracán. En esa misión ganó y perdió y cuando se agotó fue reemplazado por Tomás Martínez.

Valentín Griguelo (7): un verdadero todo terreno que arrancó como un 5 adelantado tapando el arranque de Petit pero que luego se trasladó a la derecha con un ida y vuelta notable. Hizo un gol de cabeza y terminó dejando la cancha con un fuerte golpe en las costillas. Fue el mejor de un clásico disputado como en los viejos tiempos.

Simón Agostino (6): con un despliegue de energías sin pausas en el costado izquierdo del mediocampo panzanegra. Colaboró con Achetta en la marca. También se retiró lesionado.

Laureano Leguizamón (7): el chinito jugó por primera vez en el torneo y lo hizo como delantero neto para hacer valer su habilidad cerca del área rival. Complicó a los zagueros rojinegros con sus intervenciones espaciadas, anotó el 3 a 0 y se retiró cansado pero muy aplaudido por la tribuna.

Joaquín Hernández (7): recostado como falso puntero izquierdo fue una pieza clave en la victoria de Rivadavia. Astuto para encontrar espacios libres fue una luz de alerta para los defensores rivales cada vez que entró en juego. Se fue expulsado tras los incidentes del final.

Tomás Martínez (6): reemplazó al menor de los Leguizamón y fortaleció la contención en la zona media justo cuando su equipo llevó el trámite del partido al terreno que más la convenía.

Huracán

Juan Cicarella (5): no tuvo responsabilidad en los goles ni tampoco realizó atajadas importantes.

Mateo Monserrat (6): estuvo firme en la marca y empujó desde su lateral. Empuñó la bandera cuando Huracán buscó con coraje la lejana hazaña del empate

Matías Rios (5): fuerte, expeditivo, con buen juego aéreo pero también con dificultades cuando tuvo que enfrentar a Hernández y a Leguizamón en el mano a mano. Se fue expulsado por  pelearse con Achetta ante la mirada del árbitro.

Joaquín Sills (6): salió jugando desde el fondo, se sumó al mediocampo, fue a cabecear al área rival y dejó hasta la última gota de transpiración sobre el verde césped de la Cancha Fitte. Al igual que Rios, mostró algunas dudas defensivas.

Ismael Gaona (6): de buen primer tiempo. Pasó al ataque por la banda izquierda y despachó algunos zurdazos con mucho veneno. Después se fue desinflando y terminó sustituido por Ramón Basombrío.

Facundo Filipelli (6): como siempre dinámico, pujante. Mejor cuando estuvo por derecha pero cuando pasó al medio quedó atrapado en una telaraña de piernas.

Nicolás De Felice (6): con oficio, conoce todos los secretos del puesto de volante tapón. A la hora de meter y trabar dijo presente.

Lucas Petit (6): trató de jugar la pelota con prolijidad, de ponerla al piso, de juntarse con sus compañeros y de ordenar la salida. A veces lo logró, sobre todo en el primer tiempo, pero luego fue perdiendo gravitación.

Silverio Antinone (6): fue y vino por izquierda, trató de encontrar algún metro libertad cuando se cruzó en diagonal y colocó algunos buenos centros con pelota parada.

Diego Arce (6): inquieto, rotó por todo el frente de ataque y exigió la atención constante de Romero y Menconi. Injustamente hostigado por los simpatizantes de Rivadavia, se fue apagando en el segundo tiempo.

Tomás Risso (6): sus arranques por izquierda fueron la mejor carta ofensiva del cuadro de la Plaza Gómez. Hizo rebotar un cabezazo en el travesaño. En el complemento no pudo salir del encierro al que lo sometieron los defensores adversarios

Ramón Basombrío (6): la buena noticia es que con su retorno Huracán recuperó a un hombre muy valioso. Ingresó cuando su cuadro estaba 1 a 0 abajo y no pudo evitar entrar en el desorden general.

Cristian Ocaranza (6): dinámico y liviano ofreció movilidad por la derecha pero no fue la solución que Juan Rivero buscaba cuando ordenó su ingreso por Petit.

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