La inauguración del gimnasio Santiago Luján Saigós fue la coronación del largo recorrido de la política educativa vinculada al deporte que llevó adelante el Intendente Teodoro Domínguez.

En su primer año de gestión, 1984, Tito creó la Escuela Municipal de Deportes, con los docentes de educación física dictando clases en los clubes de la ciudad y también participó de la fundación de la Asociación de Fútbol Infantil de San Antonio de Areco (AFISA) un paso esencial para la organización de nuestro fútbol.

En octubre de 1985 la Municipalidad inauguró en las cercanías de la costanera del Río Areco el Polideportivo José Antonio Zanetovich y un año más tarde colaboró con la Liga Deportiva en el montaje del estadio José María Ovando, propiedad de Unidos en Sarmiento, para que las instituciones locales jugaran los viejos campeonatos Regionales patrocinados por el Consejo Federal de Fútbol.

El Saigós, cuya inauguración se llevó a cabo el 25 de mayo de 1993, hace exactamente tres décadas, cerró ese círculo virtuoso de la participación activa del Estado municipal en la promoción concreta del deporte.

Esa obra gigantesca se realizó con dinero de la Municipalidad y completó lo que mucho tiempo después se denominó como la “manzana de la educación” porque allí se construyeron los edificios del Colegio Nacional, del Manuel Belgrano y de los jardines Martín Pescador y Arroz con Leche. El primer establecimiento educativo que funcionó en ese lugar fue el Centro Educativo Complementario, inaugurado en julio de 1979.

Ese día de otoño del lejano 1993, Tito Domínguez ya estaba enfermo y se había tomado licencia de su cargo pero de todas manera pronunció un discurso con un alto contenido político que incluyó un llamado a la unidad de los vecinos de San Antonio de Areco.

“No es tan importante la construcción de un gimnasio sino que mucho más importante es cómo se lo llena adentro, con qué condiciones, con qué cualidades humanas se lo llena y eso no depende de un intendente ni de los concejales sino del vecino, del hombre común, callado, que también nos enseña con su silencio mucho más que con la palabra”, dijo el recordado Gallego ante una multitud de vecinos que lo escuchaban con atención.

“Ni un solo instante de vida vale si no tiene sentido de sociedad. Ni un solo instante de vida tiene sentido si no peleamos por la unión de todos. No sirven los ataque simples, los ataques personales que solo demuestran la miseria de los incapaces. Vale la pena el esfuerzo que Areco ha hecho por este gimnasio porque vale la pena luchar por el prójimo, por nuestros niños, por nuestro futuro y por el futuro de Areco. El futuro es un sentimiento, es ética, es el alma”, remarcó Domínguez, que como todos sabemos falleció seis meses después.

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