En marzo de 1980 se registró una de las inundaciones más importantes que se recuerden en la historia de nuestro pueblo, mayor aún que la de octubre del 67, que había establecido un record para el siglo XX.

El domingo 23, cuando la lluvia caída hasta ese momento superaba largamente los 100 mm, comenzó el trabajo de evacuación de los vecinos afectados por el desborde del rio y de la zona de la Cuenca Este. La tarea fue dirigida por la Junta de Defensa Civil, integrada por empleados municipales y Bomberos Voluntarios, al mando del Intendente Enrique Amondaray.

Los primeros evacuados fueron los moradores del Barrio de las Quintas, más al sur de la avenida Quetgles, que por entonces todavía era de tierra, y de los barrios Don Pancho y Amespil. Frente al Parque Criollo había más de un metro y medio de agua en la calle.

Las lluvias continuaron de manera copiosa en toda la cuenca del Río Areco, sobre todo aguas arriba y se registraron aproximadamente 400mm.

El lunes a la tardecita, cuando la creciente alcanzó su pico máximo de 5 metros 40 centímetros con respecto al nivel normal, 30 familias completas fueron alojadas en el Prado Español y el total de evacuados por Defensa Civil llegó a 200, sin contar los que dejaron sus viviendas por sus propios medios.

El panorama era desolador en ese otoño de comienzo de la década del 80. Una fotografía aérea permitió ver que el casco alto de la ciudad parecía una isla y que el agua cubría una extensión aproximada de 5 mil hectáreas de campo.

En la margen derecha del río el agua llegaba hasta la calle Arellano entre Matheu y Lavalle. El hospital quedó cercado y había que acceder en canoa porque la creciente alcanzó la esquina del almacén de Angona (esquina de Moreno y Lavalle). El tránsito en la Ruta 8 quedó cortado en dos puntos: en la estación de servicio de Mercante (Mirareco) y en el cruce con Segundo Sombra. Por tal motivo tuvo que intervenir Vialidad Nacional para ordenar el paso de los vehículos.

Había 80 centímetros de agua entre la esquina de Segundo Sombra y Sarmiento, lo mismo que en General Paz y Rivadavia.  En el lado oeste el desborde del rio llegó casi hasta la esquina de Mitre y Del Valle.  En la otra punta, la calle Quetgles y el acceso a ruta 41 quedaron completamente anegados.

Las pérdidas materiales y económicas resultaron muy difíciles de evaluar y posteriormente la  Municipalidad organizó un plan de asistencia a los hogares más afectados.

Hay que tener en cuenta que en 1980 el desarrollo urbano, comercial, deportivo y turístico de la costanera era sensiblemente menor al actual. Sin ir más lejos no estaban asfaltadas ni la calle Zerboni ni el camino al Club de Pescadores y las cercanías del puente de la ruta 8 estaba cubierta por la densa forestación del viejo Monte de Althaparro, lindero a la Quinta de Guerrico. 

Con estos antecedentes de 1980, más lo que ocurrió en 2009 y en menor medida en 2014 y 2015 en la mano podemos pensar que las consecuencias sociales, económicas y políticas de una nueva inundación tendrán un costo muy alto e incalculable.

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