Es otra de las esquinas de nuestra ciudad que está detonada: la intersección de Zapiola y Fitte está marcada por profundos baches que hacen cada vez más difícil la circulación. Si bien en algún momento el municipio trato de solucionar el problema, el bacheo fue muy precario y los pozos volvieron a abrirse.
Después de las últimas tormentas, incluso en zonas como esta que no se inundaron, se agudizaron los problemas en las calles. Asfaltos que no tienen mantenimiento hace años, bacheos de poca calidad que resisten hasta la siguiente lluvia y una falta de soluciones concretas y duraderas marcan el tejido urbano de nuestra ciudad.
A las calles asfaltadas pero con pozos hay que sumar el mal estado de las de tierra, que en algunos casos están intransitables desde la última lluvia y han generado que gran cantidad de vehículos de todo tamaño queden encajados. Si bien el Municipio encaró algunos trabajos de mejora los últimos días, el atraso es tanto que nada alcanza.