Walter López dirigió casi sin cometer errores la segunda final del Campeonato Clausura 2023, que se jugó en un estadio repletó de un público fervoroso y con dos equipos que encarnan una rivalidad futbolística que viene desde muy lejos.
En ese contexto complicado, López, con 55 años ya cumplidos, está llegando al tramo final de una dilatada campaña y mostró varias de sus mejores cualidades: personalidad, oficio, una buena condición física que le permitió estar siempre cerca de la jugada, concentración y excelente interpretación del reglamento.
El partido, como toda definición importante, tuvo pasajes muy calientes, sobre todo en la primera etapa, pero el juez condujo el juego con acierto, con mano firme pero sin apelar excesivamente a la tarjeta amarilla y haciendo valer su autoridad sin entrar en discusiones ni en inútiles polémicas con jugadores que lógicamente están pasados de revoluciones por lo que estaba en juego como sí le ocurrió otras veces. Además, el penal que sancionó sin que le temblara el pulso no admite la menor discusión.
Walter dejó en claro cuál es su principal virtud: más difícil y delicado es el compromiso, mejor dirige y que también ha logrado una madurez suficiente como árbitro que le permite afrontar con éxito finales como la del domingo pasado. Esta es la mejor manera de comenzar a despedirse del futbol cosechando el reconocimiento que su rica trayectoria merece.