Tomás Di Filippo no solo que es el capitán sino que es una pieza clave en la estructura defensiva de Rivadavia. Último hombre de un triángulo que por lo general elige el entrenador Damián Scarano para armar su línea de fondo, Di Filippo aprovecha al máximo su estatura para prevalecer en el juego aéreo, ordena los movimientos de sus compañeros de zaga (normalmente el temperamental Román Sánchez y el experimentado Matías Petit) y juega la pelota con prolijidad desde la retaguardia.
Un rápido repaso de la historia reciente nos lleva a recordar que Tomás arrancó entre los mayores de Rivadavia hace casi 14 años porque Oscar Menconi lo incluía como marcador de punta izquierdo en el equipo panzanegra que fue campeón del Apertura 2010.
El tiempo pasó volando. Di Filippo estudió en Buenos Aires, terminó su carrera casi sin dejar de jugar al fútbol, vivió en Brasil y cuando regresó tal vez mostró su mejor versión como un futbolista firme, seguro, responsable, confiable, de real jerarquía y muy querido por la gente más fielmente seguidora de la centenaria institución de la avenida Vieytes.