Anoche se estrenó “Cuando traigan los chicos”, obra de teatro con las actuaciones de Gastón Caríssimo, Gerardo Grasl y María Lizza. A partir de un texto original de Caríssimo, la puesta se autodefine como un “grotesto posmoderno” y explora las idas y venidas de una madre, su pareja y su padre que están esperando la inminente llegada de los hijos de ella. La función de anoche fue en la cervecería Leyenda Urbana, aprovechando un espacio poco convencional al que le quedó muy bien la llegada del teatro independiente.
En tono de comedia, “Cuando traigan…” apela a guiños costumbristas en una historia que se desarrolla en el Conurbano pero que bien podría ser la de cualquier barrio de cualquier pueblo argentino. Los tres actores hacen gala de sus dotes para la comedia y con muy pocos recursos materiales en cuanto a escenografía, les ponen el cuerpo a tres personajes atravesados por los estereotipos pero que son a la vez intensamente humanos.
Lizza es una madre de barrio preocupada por sus hijos y enojada con los hombres de su casa que cree no hacen mucho por ayudarla. Se pelea con ellos y con sus vecinos mientras se pregunta una y otra vez si está haciendo lo suficiente para cuando lleguen sus chicos. La caracterización de la actriz, desde la peluca de rulos casi crispados hasta el repasador que estruja nerviosamente una y otra vez le dan una potencia aún mayor al personaje que se debate entre su propia ira y la neurosis en relación al vínculo con sus hijos.
Por su parte, Grasl encarna al abuelo, un hombre mayor que se divierte antagonizando a su yerno y que se la rebusca para lograr ingresos para su familia. Con excelente timing de comedia, Grasl logra que el público empatice con ese arquetipo de la viveza criolla que es capaz de ponerse a armar porros solo para hacerse de unos pesos.
Caríssimo es el hombre joven de la casa, un pobre ingenuo que se la pasa leyendo el diario y hablando de los grandes negocios que logrará en algún momento. El actor y autor parece transformado en este personaje, desde el gesto adulto de su cara hasta el traje azul que lleva durante toda la puesta y contrasta con los atuendos de entrecasa de sus compañeros.
“Cuando traigan…” logra con creces su objetivo: hace reír, pinta un escenario de época (hay algo muy años 90 en la puesta que, en el contexto actual del país, parece reactualizase) y presenta un grupo de personajes estereotipados sin caer en convertirlos en caricaturas sino más bien mostrando su costado humano, sus miedos e inseguridades. Al filo del cierre del año, el teatro arequero suma en esta una nueva propuesta más que interesante.
Gracias por tan buena mirada!!!