El 10 de diciembre de 1983 marcó el inició de un nuevo tiempo en la historia del país: el retorno de la democracia. A partir de entonces, la Argentina transita por el periodo más prolongado de vigencia de un sistema institucional y legal que le ha permitido superar crisis económicas, sociales y políticas profundas.
Hace 39 años asumió como Intendente municipal Teodoro Domínguez, un dirigente del radicalismo alfonsinista que gobernó una década completa y que desde el primer día de gestión dejó su huella, imborrable, en la memoria colectiva del vecindario.
Domínguez se hizo cargo de la Municipalidad la calurosa tarde del 11 de diciembre y su discurso no solo es una valiosa pieza histórica y oratoria, sino que fue el acto fundacional de un proyecto de carácter popular y que estableció un quiebre notorio con el pasado que rápidamente intentó dejar atrás para sentar los cimientos de una nueva comunidad apoyada en el sistema de vida democrático que recién nacía.
Hay tres tramos de ese discurso pronunciado en un Salón Guerrico desbordando de público que conservan una persistente vigencia porque son medulares para entender la constitución, algo así como la esencia, de la sociedad contemporánea de San Antonio de Areco.
Sobre la Dictadura Cívico – Militar que llegaba a su fin, Domínguez manifestó:
“Vaya también nuestra eterna gratitud para aquellos jóvenes de nuestro pueblo que hoy no nos acompañan: Emilio Barletti, Luis Roberto y Luis Dimattía, para aquellos sacerdotes, que vimos y escuchamos en su prédica de amor y paz, que en una oscura noche les negaron sus vidas. Oscura noche que nos trajo secuestros a nuestro pueblo, sembrando el terror en muchos hogares arequeros. Oscura noche que padecimos, a veces abiertamente, otras sin darnos cuenta pero respondiendo siempre a un plan sistemático, fríamente ejecutado para destruir nuestro país, nuestro hombre, nuestra esencia moral. Oscura noche que nos llevó a una guerra en la cual nuestra comunidad aportó su cuota de dolor en la vida del joven José Luis Galarza.
Cuando hace muchos años hablamos de derechos humanos se nos tildó de zurdos y cuando solo hablamos de paz fuimos extremistas y en verdad solo tratamos de hacer una sociedad más justa, más humana, más espiritual, cuyo sentido y objeto final fuera Dios”.
También sobre la cultura tuvo definiciones precisas:
“Areco tiene su cultura que se manifiesta en múltiples formas, que a pesar de ser una comunidad pequeña ha dado hombres brillantes en todos los campos: hombres que nacieron o vivieron en nuestro pueblo, que nos dejaron sus enseñanzas y sus legados: Vieytes, Zapiola, el Dr. Castex, Alberto Güiraldes, militares de alta graduación, deportistas, pintores, artistas, músicos, políticos, educadores, que han contribuido a la construcción de nuestro pueblo.
De ex profeso he dejado a Ricardo Güiraldes para el final. Muchas veces, equivocadamente, su legado mal interpretado se lo pretendió retrotraer para algunos pequeños grupos. Se equivocan. Güiraldes forma parte de todo el acervo popular arequero y nacional. Se destaca fundamentalmente porque convivió, conoció y sintió al hombre de nuestro campo, entonces pudo interpretarlo, pintarlo, describirlo y tener la inmensa capacidad de dejarnos como su legado una muestra de su espíritu y de su pueblo. Esta es la verdadera interpretación de Ricardo Güiraldes: el hombre que conoce a su pueblo y transmite lo que su pueblo es.
No hay que vulgarizar la cultura pero esta debe estar al servicio del pueblo y no para el beneficio de las elites que no tienen cabida dentro del sistema democrático”.
Pero también definió un modelo de desarrollo más igualitario del crecimiento de la sociedad con la obra pública y la acción del municipio como motor principal:
“Nuestra tarea administrativa será: primero tratar de dar soluciones a los problemas más acuciantes, enfrentando el de los carenciados de nuestro pueblo, en especial aquellos que estén pasando necesidades alimenticias, de salud y de vivienda. Tratando en tanto de reestructurar la Municipalidad aumentando nuestros recursos, en especial en el área de inspección y turismo para volcarlos a planes de viviendas que tenemos en estudio habiendo realizado ya algunos contactos con la cooperativa de luz para efectivizarlos.
Paralelamente hemos hablado con nuestro senador Ingeniero Areces y le solicitamos al Gobierno Provincial un conjunto de obras que esperamos realizar, al menos en parte. Hemos pedido la planta depuradora de líquidos cloacales, la ampliación de la red cloacal, la red de gas natural, la segunda etapa de los desagües pluviales, el saneamiento de la zona sur, obras de pavimentación, la construcción de viviendas en Areco, Villa Lía, Duggan y Vagues, el jardín de la Escuela Nº 8, la restauración del Puente Viejo, la reparación del Puente del Medio y la reconstrucción de la compuerta.
Párrafo aparte merece la construcción del edificio del Colegio Nacional. Durante nuestra campaña electoral pusimos profundo acento en este tema y hoy más que nunca me comprometo ante nuestro pueblo todo a concretar esta obra. Todo nuestro esfuerzo estará puesto en el logro de estos objetivos”.
Casi 40 años después la lectura de este discurso inaugural de la etapa democrática en nuestro pueblo resulta interesante e indispensable para comprender mejor el presente que estamos viviendo.