Ayer, ante cerca de 400 espectadores, San Patricio goleó 5 a 0 a River Plate y se quedó con el clásico de la segunda fecha del Campeonato Apertura 2024 que organiza la Liga Deportiva.
El equipo que dirige Germán Mangieri jugó de manera simple, con su estilo conocido y estos conceptos son un verdadero elogio para una manera histórica de sentir el fútbol que caracteriza a San Patricio pero además este domingo la agregó una gran dosis de oportunismo para aprovechar al máximo, sobre todo en el segundo tiempo, su poder ofensivo.
El elenco verde amarillo tiene un libreto que cada integrante sabe y ejecuta a la perfección. Esa partitura indica que debe salir por laterales, que el volante central es de equilibrio, que debe ser prolijo en la primera puntada, cuidando la pelota desde el arranque, que sus hombres se tienen que juntar con paciencia en el toque hasta encontrar el momento justo para acelerar, para cambiar el ritmo y ante River Plate, un cuadro ultra motivado que había ganado invicto el torneo nocturno, hizo casi todo a la perfección hasta redondear una goleada que no admite ningún tipo de discusiones.
El primer tiempo fue relativamente parejo. Nicanor Basavilbaso ordenó el primer pase y por lo general se apoyó en la determinación de Francisco Simionato que trepaba por izquierda para juntarse con Martín Gignat que dejó un surco de tanto subir y bajar por el callejón del viejo número 10. Matías Pigretti se acercó a Federico Menconi para fortalecer la contención y para dar la pelea en un círculo central muy poblado. Federico De Rosa, ubicado como enganche, se desprendió rápido de balón. Pedro Cairo se tiró unos cuantos metros atrás para huir de la marca de Mateo Antonijevic, aligeró la maniobra con sutiles toques de primera y fue el lanzador ideal para un Manuel Blanco inspirado y cuando Manuel tiene una tarde como la que tuvo el domingo hay poco que hacer.
El cuadro de la Plaza Belgrano fue generoso, ofensivo y le jugó de frente a un rival tan poderoso. Si bien Máximo Griego trabajó cerca de Gabriel Fantilli en la zona media, Luciano Conti por izquierda y el debutante Ignacio Jaquet se proyectaron por las bandas y Lucas Gómez se sumó permanentemente al medio campo hasta casi convertirse en un mediocampista más. Luis Maggio rotó por todo el frente de ataque y el capitán Santiago Cicarelli mostró toda su astucia en las cercanías del arco de Brian Rivello.
Pero en el análisis más fino de un partido intenso, atractivo, con frecuentes llegadas con olor a gol, San Patricio fue más armónico, con un funcionamiento colectivo más aceitado que ni siquiera se resintió con la salida por lesión de Álvaro Gómez, reemplazado por el cumplidor Renzo De Lellis que rápidamente se acomodó en la zaga.
A los 27 minutos el vigoroso Gignat abrió la cuenta y a los 42’ Cairo anotó el 2 a 0.
Dos goles abajo en el marcador, River Plate salió dispuesto a quemar las naves desde el nacimiento de la segunda etapa. Enzo Canali hizo dos cambios (Cristian Rodríguez y Tiago Moreira ingresaron por Marcos Cisneros y Máximo Griego) pero además movió las fichas para darle a su elenco un matiz más ofensivo todavía con Gómez decididamente de volante y con Luciano Conti más de punta para acompañar a Maggio y Cicarelli.
Pero estas generosas intenciones de ataque se chocaron con la contundencia de San Patricio y con un Blanco letal que a los 4 y a los 9 minutos estiró las cifras del resultado con dos corridas que llevaron su marca registrada.
La media hora que quedaba por disputar fue solo un trámite. River Plate nunca bajó los brazos y siguió avanzando con el empuje de Lucas Inzaurralde y las habituales gambetas de Cristian Rodríguez pero le pasaron dos cosas: nunca pudo penetrar en el cerrado bloque defensivo que montó el verde amarillo y se desorganizó atrás donde hubo muchos espacios para el contragolpe.
Después del 4 a 0 pudimos anotar estos datos: la seguridad que transmitió el golero Rivello cuando tuvo que intervenir, la regularidad de Emanuel López para trabajar por todo el lateral derecho, la inteligencia de Cairo para armar el contraataque, la expulsión de Menconi por doble amarilla a los 14’, el amor propio de River Plate para seguir buscando el gol del honor y el quinto tanto del ganador que convirtió el joven Bautista Griguelo cuando se jugaban 44 minutos del segundo tiempo.
San Patricio: Brian Rivello (7); Emanuel López (7), Nicanor Basavilbaso (7), Álvaro Gómez (-) (reemplazado por Renzo De Lellis 6) y Francisco Simionato (7) (más tarde Bautista Bucich); Matías Pigretti (6), Federico Menconi (6), Martin Gignat (7) (sustituido por Bautista Griguelo 7) y Federico De Rosa (6) (después Carlos Bolea); Pedro Cairo (8) y Manuel Blanco (10). DT: Germán Mangieri.
River Plate: Geremías Calabrono (5); Marcos Cisneros (6) (sustituido por Tiago Moreira 5), Lucas Inzaurralde (6), Mateo Antonijevic (5) (más tarde Juan Canaveri) y Lucas Gómez (6); Ignacio Jaquet (5) (reemplazado por Tomas Cufré), Gabriel Fantilli (6) (luego Joaquín Yacoy), Máximo Griego (6) (después Cristian Rodríguez 6) y Luciano Conti (6); Luis Maggio (6) y Santiago Cicarelli (6). DT: Enzo Canali.
Goles: 27’ Gignat, 42’ Cairo, 49’ y 54’ Blanco y 89’ Griguelo, todos para San Patricio.
Juez: Leonel Suarez.
Expulsado: 59’ Menconi (SP).
Público: 400 espectadores.
La Figura: Manuel Blanco (10) de San Patricio.
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