En una amena conversación con Días de Areco, Rodolfo Silva repasó sus comienzos con la música, poniendo el acento en la etapa previa al nacimiento de Esmeralda, un tiempo de su carrera musical menos conocida o menos recordada.
Durante la entrevista, el músico habló de su larga amistad con Miguel Di Palma, de Los Locos del Bombo, del grupo Systema y de los primeros pasos del incipiente Grupo Esmeralda junto a Julio Genoud y Carlos Paladino, un baterista que luego se radicó en Zárate.
Silva contó con orgullo que lleva 45 años con Esmeralda porque la gente aceptó la forma de ser y el estilo del grupo
¿Cómo fue que nació su gusto, su interés por la música?
“A los 9 o 10 años me picó el interés por la guitarra, casi como un juego con mi hermano y con Cacho Martinelli. Después fui a estudiar con Omar Tapia, estuve como tres años con él. Así fue como empecé con la música. También toco el teclado, el bajo, el ukelele, un poquito de cada cosa que fue aprendiendo solo, de oído. En plena pandemia me compré el ukelele y cada tanto lo toco porque es un instrumento muy lindo”.
¿Cómo fueron sus comienzos, y me refiero al tiempo previo a Esmeralda?
“Al principio de los años 70 tuvimos un dúo de guitarras con Miguel Di Palma. Con Miguel somos amigos de toda la vida. Me acuerdo que en el 71 fuimos a tocar a un café concert que había en el primer piso del Club Rivadavia pero un tiempo después aparecieron Los Locos del Bombo, un trio que también integrábamos con Miguel y con Gustavo Scarano, que fue furor. Esto fue allá por 1973 en el Club Huracán que hacía peñas muy populares para la Fiesta de la Tradición. Éramos muy jóvenes y hacíamos lo que se llama sincronización de bombos. Huracán nos contrató para estar todas las noches y se llenaba de gente en una época en la que había peñas por todos lados.”
¿Cómo es la historia del grupo Systema?
“En 1974 me incorporé como guitarrista a un grupo que tenía Oscar Ovando y que se llamaba Systema. El baterista era Fernando Blanco que ya estaba estudiando para bioquímico. Oscar ya había estado en otras bandas como Memphis y Frutilla. Con Systema estuve unos tres años y tocábamos por toda la zona y sobre todo en las famosas matinés del Prado Español. Fuimos a San Pedro, Baradero, a los pueblitos que están por la ruta 51, La Luisa, Doyle. Trabajamos mucho y fue una experiencia muy linda porque también participábamos de Arequísima que se hacía en el Cine Vieytes en la década del 70. Me acuerdo que con Los Locos del Bombo también estuvimos en una edición de Arequísima que era un encuentro musical muy grande”.
¿Cómo fue el nacimiento de Esmeralda?
“Conocí a Julio Genoud porque los dos trabajamos en el mismo lugar, en Casa Perea, con las baterías. Ahí Julio me invitó a ensayar con Carlitos Paladino, que tocaba la batería. Julio tocaba el bajo y yo la guitarra. Me gustó la idea y nos empezamos a juntar en una casa de la calle Arellano que era donde alquilaba la familia de Julio. Eso fue a comienzos de 1977. Nos juntábamos a tocar y la cosa iba tomando forma pero nos faltaba un integrante más para completar el grupo y lo llamamos a Miguel Di Palma que recién había salido del Servicio Militar y tocaba la guitarra. Así fue como empezó a gestarse Esmeralda sin saber a dónde íbamos a terminar”.
¿En qué momento dejó la guitarra para tocar el teclado?
“Es una buena pregunta. Durante los primeros 8 o 10 años de Esmeralda yo era primera guitarra y en un momento se incorporó Beco Hernández con el órgano. Beco estuvo un tiempo con nosotros pero un día no pudo ir a un baile a Santa Coloma y ahí decidimos que tocara yo que había aprendido de oído y sabía la mayoría de los temas. A la semana siguiente viajamos a Pergamino y compramos un órgano y un sintetizador que eran costosos pero siempre nos gustó invertir. Esmeralda era como una cooperativa, todos poníamos para comprar aunque después el instrumento quedaba para el músico. Desde ese momento dejé de tocar la guitarra. Mirá, en una etapa llegué a tener cuatro teclados simultáneos sobre el escenario pero después todo se fue modernizando y compactando”.
¿Qué espera para el futuro?
“Yo ya tengo 66 años y es una edad en la que uno piensa hasta cuándo puede seguir en el escenario. Bueno, mientras el cuerpo aguante vamos a seguir. Al menos esa es mi idea y lo mismo piensa Miguel porque los otros chicos de Esmeralda, Facundo Morales y Nahuel Di Santo son muy jóvenes, al punto que pueden ser nuestros hijos. Son muchos años, 45 solamente con Esmeralda y no es fácil mantenerse en el tiempo. Nosotros siempre tuvimos una forma, un estilo que la gente lo aceptó tal cual como es”.