Rocío Milicich parece haber sido destinada al volley. Juega desde chica y se formó como profesora de educación física y entrenadora de volley en sus distintas modalidades.
Hoy se desarrolla en el Club Tempestad y el Gimnasio Saigós y celebra el avance de este deporte en Areco.
“Ya desde chica sabía que me gustaba el deporte, que venía por al lado de la educación física. Cuando llegó el momento de decidir qué estudiar me definí por profe de educación física, porque tenía esas ganas de estar en la educación y en el deporte”, relató. “Además, desde los 6 años hacía volley en el Saigós, tengo recuerdos muy claritos con mis primeros profes, Osvaldo Monserrat y Natalia Basavilbaso. Ya en esa época el volley era parte de mi vida y la de mi familia, porque mis hermanas también jugaban. Así que una vez recibida de profe de educación física siempre la intención fue ser entrenadora de volley y así empecé a desarrollarlo en lo práctico y a hacer los cursos necesarios para estar en eso”.
¿Cómo arrancaste a trabajar con el volley en Tempestad?
“Lo primero fue empezar a desarrollar el volley con muy poquito. Yo ni siquiera tenía todavía el curso de entrenadora, aunque sí el título de profesora de educación física. Empezamos y después lo fuimos llevando hasta lo que estamos hoy que es hermoso. Hoy me desarrollo como entrenadora de volley en el Club Tempestad. Lo hago desde 2016 ininterrumpidamente y antes estuve a cargo de iniciación deportiva, que la comisión de ese momento confió en mí para eso. Empezamos con Diego Pollier hace muchos años con la iniciación ya con la idea de continuar después con el volley. También trabajo en el Gimnasio Saigós como profe de educación física desarrollando el volley y muchos chicos que van ahí también vienen al Tempe y algunos del Tempe refuerzan sus entrenamientos en el Saigós. Más allá de que participamos en competencias con el Tempestad, no lo tomamos como solo eso, también es un espacio de contención y para socializar. Si uno va a los papeles, sí la Escuela Municipal de Deportes y el Saigós tienen objetivos más sociales con el desarrollo del deporte, por supuesto, pero más apuntado a la contención, mientras que Tempestad desarrolla más la competencia, pero también tenemos chicos que no compiten. Las puertas están abiertas para todos acá en el club porque queremos desarrollar el volley en todo su potencial, sea en lo social o en la competencia”.
¿Cómo siguieron después?
“Muchos años estuve sola al mando, tanto en la coordinación como dando clases. En todo este tiempo pasamos momentos difíciles, sobre todo en la pandemia cuando éramos los profes los que veníamos, abríamos el club con nuestra mochila y nuestra pelota. Hoy la verdad que disfrutamos un montón del avance del club que hace que también la estructura del volley se vaya modificando y creciendo. En la actualidad somos siete profes: estoy yo en la coordinación y también como entrenadora de todas las categorías, después está Santiago Garadino que es un entrenador que contratamos este año de Baradero y que se encarga de la Primera femenina y masculina, lo que es un avance muy grande. En la Sub 18 y en las demás categorías está Verónica Garay, Paola Gómez en una propuesta nueva para adultos y Laureano Otero con las inferiores con Inés González como monitor, trabajando todos juntos para desarrollar el volley”.
¿Cómo es la competencia en el volley con Tempestad?
“La competencia se fue desarrollando de diferentes maneras durante los años. Empezamos de manera muy recreativa y participando en ligas amateur y distintos torneos. Hoy en día nos encontramos con que teníamos la estructura necesaria para avanzar un poquito más y el proyecto lo demandaba. Tenemos chicos que se vienen desarrollando desde muy chiquititos y hoy los más grandes, sobre todo desde la Sub 16 para adelante, están en un nivel para dejar de competir en lo local y en lo amateur y pasar a la competencia oficial. Este año con la personería jurídica que logró el club y al volver a tener todo en condiciones, pudimos avanzar y estamos en la Asociación Bonaerense de Volley que es oficial y el primer paso para, por qué no, llegar a la liga nacional. Participamos todos los fines de semana y estar en esa competencia oficial nos permite participar de las provinciales y nacionales en representación también de la federación de volley. Según la cantidad de puntos que vas recaudando en lo que son ligas provinciales, eso te permite el pase a las nacionales y por qué no a la representación de la selección argentina también. De hecho, tenemos algunos chicos que ya están siendo vistos y tienen un seguimiento con la selección argentina a Sub 18”.
Además del indoor, también estás ligada al beach volley que creció mucho el último tiempo en Areco…
“El beach voley es un deporte que es muy diferente al indoor, pero que está directamente relacionado. Tengo jugadores que comparten tanto indoor como beach. Es un trabajo un poquito más difícil en el sentido de lo técnico, pero también lo venimos desarrollando un montón. Empezamos gracias al Club River que nos cede las instalaciones y paso a paso se fue conociendo un poco más. Nos dieron lugar también en los Torneos Bonarenses, que estuvimos altísimo en la clasificación. También el municipio, a través de Juani Bruno en su momento como director de deportes, nos dio horas, y hoy es un deporte que también se brinda a través de la Escuela Municipal de Deportes. Durante todo el verano participamos de la Liga Provincial, donde las chicas fueron cinco veces campeonas consecutivas en Sub 18 con un nivel increíble. También en los Torneos Bonaerenses fuimos medalla de plata dos veces y una de bronce y este año se sumaron los varones, que era un desafío. Ellos también participaron de la Liga Provincial y el 26 de abril fueron convocados al CENARD a una observación para conformar parte de la selección argentina en lo que sería el proyecto a Qatar 2025”.
¿Qué representa el volley para vos?
“El volley para mí es parte de mi vida, es mi familia. La verdad que el deporte es hermoso, se conocen a las personas en su integridad en la competencia, en el día a día, en el entusiasmo que le ponen y del que nosotros nos contagiamos. Para mí es parte de mi vida y no lo tomo como un trabajo y creo que eso hace que cada día tenga más ganas y al ver que la familia crece, uno se entusiasma más. Me siento la cabeza de esto y que tengo que seguir empujando. Y es fundamental también, repito, el grupo de trabajo, la calidad humana con la que cuento que son chicos que se fueron haciendo al lado mío y que sienten pasión por esto. En el volley dejamos todos muchas horas y creo que definirlo como mi familia y no como un trabajo, hace que esta pasión siga. Lo mismo el acompañamiento, porque mi familia, mi pareja, todos empujan el deporte, conocen lo que hago y nunca siento un reproche, sino que al contrario, son los primeros que están en los torneos o cuando hay que hacer algo”.