Ayer, ante más de 900 espectadores que colmaron las tribunas del centenario Estadio Enrique Fitte, River Plate y San Patricio empataron 0 a 0 en el encuentro revancha por las semifinales del Torneo Apertura 2024. Con este resultado los de la Plaza Belgrano, que ganaron 3 a 0 en la ida, clasificaron para disputar la final del certamen ante Huracán, que el viernes dejó en el camino a Capilla.
El equipo que dirige Germán Mangieri estaba obligado a ganar por tres goles de diferencia y salió a buscar el triunfo desde el minuto 0, sacando a Emanuel López a la mitad de la cancha para quedarse con una línea de 3 en el fondo, integrada por Álvaro Gómez, Federico Menconi y Francisco Simionato y trató de manejar la pelota con el capitán Matías Pigretti de 5 clásico, Federico De Rosa, Juan Bolea, que al principio se recostó por derecha y Pedro Cairo que retrocedió unos cuantos metros para armar la maniobra ofensiva junto a Manuel Blanco que rotó por todo el frente de ataque.
El objetivo de River Plate, además de llegar a la definición del campeonato, era dejar en claro que lo del domingo pasado no había sido una mera casualidad y por esa razón Enzo Canali repitió el mismo esquema táctica que sus hombres ejecutaron con una disciplina casi prusiana.
En un campo de juego embarrado y blando por efecto de la lluvia que cayó en la madruga del sábado, el cuadro de la banda roja volvió a repartir marcas personales, armando parejas bien estrechas. En esa distribución, Mateo Antonijevic se encargó de Cairo, Lucas Inzaurralde tomó a Blanco, Juan Canaveri planteó el mano a mano con Martín Gignat, Gabriel Fantilli enfrentó al inquieto De Rosa, Luis Maggio se tiró atrás y por la izquierda para tapar a Bolea y Máximo Griego esperó los desenganches de Pigretti mientas que Tomás Portillo quedó libre, cubriendo espaldas con firmeza en la cueva.
Canali completó su planteo con Luciano Conti por la banda izquierda, Cristián Rodríguez como un 8 adelantado y Santiago Cicarelli de centrodelantero pero los tres también tenían la misión de obstruir la salida del rival.
Al igual que en el cotejo anterior, River Plate jugó con los dientes apretados, con una gran entrega física, concentrado al 100% y hasta se podría decir que jugó mejor durante largos pasajes de una primera etapa intensa, vibrante y con unas cuantas gotas de emoción.
Lo de San Patricio fueron fogonazos donde mostró la buena técnica y el coraje de varios de sus jugadores más destacados que afrontaron con dignidad el desafío de cambiar el rumbo de la historia que se empezó a escribir la semana pasada.
En ese primer tiempo los dos conjuntos tuvieron sus momentos de dominio y fabricaron claras situaciones de gol que no pudieron convertir.
En el complemento bajaron el voltaje de las revoluciones porque el barro y la tensión de la lucha se fueron comiendo las piernas y las energías de los protagonistas.
En los de la banda roja ingresó Leandro Camino por un Fantilli que caminaba al borde de la expulsión y lentamente el experimentado volante de General Rodríguez se fue afianzando en el círculo central para fortalecer el bloque defensivo que aguantó las embestidas de San Patricio que buscó abrir el marcador pero nunca encontró la formula indicada.
Conti y Cicarelli tuvieron sus chances de contragolpe pero no las pudieron aprovechar y el elenco del trébol en el pecho se fue arriba empujado por el temperamento de Gómez, la personalidad de Pigretti y las gambetas del zurdo De Rosa, que fue su valor más claro.
River Plate se apretó en el fondo, apoyado en un Portillo expeditivo, en la marca insobornable de Inzaurralde y Antonijevic, en el tranco lento pero firme de Griego, en el ida y vuelta de Canaveri, que terminó agotado por el esfuerzo y en la enorme tarea de Maggio que una vez más exhibió su vigencia para patrullar toda la cancha y jugar con criterio cada balón que tuvo en sus pies.
La gente de San Patricio no tiene nada que reprocharles a sus muchachos que dejaron el alma en cada acción, solo que esta vez tuvieron una cuota menor de fútbol que la acostumbrada y les tocó perder porque la vida es así y tiene estas cosas.
Los de la Plaza Belgrano se fueron felices, festejando un empate con gusto a victoria porque su equipo, liderado por Luis Maggio, se mostró pujante, luchador, compacto, inteligente y peligroso para arribar a la final del campeonato y pensar en un título que no gana desde 2014.
River Plate: Jeremía Calabrono (7); Mateo Antonijevic (7) Tomás Portillo (7) y Lucas Inzaurralde (8); Juan Canaveri (7) (más tarde Ignacio Jacquet), Gabriel Fantilli (6) (reemplazado por Leandro Camino 6), Máximo Griego (7) y Luis Maggio (8); Luciano Conti (6), Santiago Cicarelli (6) y Cristian Rodríguez (6) (luego Thomás Cufré). DT: Enzo Canali.
San Patricio: Brian Rivello (7); Álvaro Gómez (7), Federico Menconi (6) y Francisco Simionato (6); Emanuel López (6) (después Renzo De Lellis), Juan Bolea (6) (más tarde Marcos Gaute), Matías Pigretti (7), Federico De Rosa (7) y Martín Gignat (6) (reemplazado por Lisandro Gignat); Manuel Blanco (6) y Pedro Cairo (6). DT: Germán Mangieri.
Juez: Luis Flores.
Expulsado: 84’ Menconi (SP).
Público: 950 espectadores.
La Figura: Luis Maggio (8) de River Plate.
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