Ayer a la tardecita, de a ratos bajo una fuerte lluvia, Rivadavia y Solís empataron 1 a 1 en el cotejo que cerró la larga jornada que tuvo como escenario al centenario Estadio Enrique Fitte.
En el comienzo el cuadro que dirigen Germán Páez y Luis Perroud se mostró dinámico y pujante en una cancha rápida y con sectores embarrados. Fueron unos diez minutos donde Julián Medina, que se movió suelto como un 9 tirado atrás, hizo valer su inteligencia para juntarse con el experimentado Bernabé Burgos y para habilitar a los inquietos Luciano Sosa y Nataniel Villagrán.
A elenco de la avenida Vieytes le costó unos minutos acomodarse a las características del partido pero lentamente se fue afirmando a partir de la jerarquía de su capitán Tomás Di Filippo, del oficio de los otros dos zagueros centrales (Matías Petit y Román Sánchez) y del buen manejo de pelota de Laureano Leguizamón que se plantó de doble cinco con la compañía del siempre rendidor Nicolás De Renzo. Esta vez Matías Oyanguren trabajó más de punta, por izquierda. Tomás Gallardo jugó casi de puntero por la derecha y sus veloces carreras fueron la principal vía de ataque panzanegra.
Pisando la media hora, Solís fue perdiendo movilidad y se refugió cerca de su muy buen arquero Sebastián Ficichia, protegido por el fervor de Guido Pérez, por la tenaz marca de Lautaro Cebrelli (que tuvo la difícil tarea de enfrentar a Gallardo) pero sobre todo en la firmeza de Douglas Perroud, ya definidamente asentado como líbero.
Sobre el filo del cierre de la primera etapa Oyanguren estableció el 1 a 0 y desde entonces el conjunto de Germán Scarano manejó el trámite de las acciones con cierta tranquilidad aunque sin llegar con mucho peligro hasta el arco contrario. A pesar del estado resbaloso del piso, Rivadavia siempre intentó ser prolijo en el trato de la pelota, soltó por las bandas a Bautista Leguizamón y al luchador Facundo Tarchini y tuvo en el chinito Leguizamón a un inteligente regulador del ritmo de la contienda que a veces encontraba eco en Oyanguren y en Gallardo, que en esa segunda mitad se volcó como puntero izquierdo. No era mucho pero le alcanzaba para mantener el triunfo parcial que el técnico buscó asegurar con los ingresos de Tomás Martínez, Rodrigo Leguizamón, Manuel Achetta, Diego Ponce y Nahuel Gutiérrez.
A esa altura de la fría nochecita arequera, Solís se mantenía en pie a base de garra, de esfuerzo, con el incansable ida y vuelta de Horacio Castro, con los dientes apretados de Martín Córdoba (que ingresó por el cansado Burgos) y con el temperamento que irradiaba Perroud desde la cueva. Tampoco era mucho el caudal futbolístico que ofrecía pero pudo mantener la ilusión porque Rivadavia fue bajando paulatinamente su rendimiento y peligrosamente dividió la propiedad del balón
La contienda se terminaba cuando con el último aliento Solís cargó con fuerza para buscar un centro postrero que cayó contra el área del frigorífico y la suerte le sonrió porque tras una sucesión de rebotes, el tesonero Martín Córdoba quedó solo con el balón y con un tiro alto venció al debutante golero Francisco Escobar para clavar el 1 a 1 definitivo.
Rivadavia: Francisco Escobar (5); Bautista Leguizamón (7), Román Sánchez (6) (reemplazado por Manuel Achetta), Tomás Di Filippo (6), Matías Petit (6) y Facundo Tarchini (5) (después Tomás Martínez); Nicolás De Renzo (6), Laureano Leguizamón (7) (más tarde Nahuel Gutiérrez) y Matías Oyanguren (6) (sustituido por Diego Ponce); Owen Miño (5) (luego Rodrigo Leguizamón) y Tomás Gallardo (6). DT: Damián Scarano.
Solís: Sebastián Ficichia (6); Guido Pérez (6), Douglas Perroud (7), José Rojas (5) (sustituido por Javier Belsito) y Lautaro Cebrelli (5); Luciano Sosa (6) (reemplazado por Tomás Achetta), Bernabé Burgos (5) (después Martín Córdoba 6), Horacio Castro (7), Santiago Córdoba (5) y Julián Medina (7) (luego Dylan Bonomi); Nataniel Villagrán (5) (más tarde Matías Castro). DT: Germán Paéz y Luis Perroud.
Goles: 45’ Oyanguren (R) y 90’ Martin Córdoba (S).
Juez: Juan Bruno.
Público: 120 espectadores.
La Figura: Laureano Leguizamón (7) de Rivadavia.