Días de Areco conversó con Lucrecia Gambatezza, integrante de la Asamblea Socioambiental, sobre la situación actual del Río Areco, cuyas aguas nuevamente se tiñeron de un color verde intenso.
A lo largo de la entrevista, la trabajadora social mostró su preocupación por esta contaminación y explicó que las acciones de la asamblea, que acaba de organizar dos kayakazos, apunta a hacer visible el tema.
¿Qué objetivo se propone alcanzar la Asamblea Socioambiental con los dos recientes kayakazos que realizaron en el Río Areco?
“Estamos tomando una serie de iniciativas, que es movernos para visibilizar la situación del río y también para generar que los que tienen la responsabilidad política de garantizarnos el derecho a un medio ambiente sano accionen. La Asamblea Socioambiental es una suma de voluntades, está integrada por vecinos preocupados por el medio ambiente y la cuestión del río es la emergente en estos momentos pero tenemos un mirada integral de un tema que merece mucha atención. En realidad somos una minoría que parece preocupada por algo que afecta a una mayoría. Entonces los dos kayakazos que hicimos tuvieron el objetivo de visibilizar las condiciones en las que está el Río Areco y también sensibilizar a la población de que nuestro río es nuestra identidad como pueblo y pienso que donde se muera el río se va a morir el pueblo, por decirlo de alguna manera y por eso definimos un slogan: el agua es vida, porque el agua genera vida”.
¿En qué condiciones está el río?
“El río está en las peores condiciones. En octubre de 2022, remando río arriba, empecé a notar esta alfombra verde sobre el agua. Después, en navidad de ese mismo año, llegó hasta cerca del Puente Viejo y ahí se hizo visible el tema. En ese tiempo nadé en el rio y luego estuve un mes y medio con una diarrea intensa, cosa que no es normal para mi cuerpo. Pensé que este verano el río estaba mejor, que lo habíamos recuperado, pero no fue así porque nuevamente se empezó a ver este color verde flúor y está cada vez peor. A esto hay que sumarle las altas temperaturas y todo lo que ya viene investigando el equipo de la Universidad de San Martín. Me parece que no estamos tomando conciencia de que todos tenemos que aportar desde nuestro lugar porque estamos perdiendo algo que es muy preciado para todos, no solo para el local sino también para el que viene de afuera. El río es un recurso natural y es la vida del pueblo. La verdad es que el río no está en buenas condiciones”.
¿Qué piensa que se puede hacer para mejorar esta situación?
“Más allá de esto nos debemos preguntar qué nos pasa porque no podemos utilizar el río para meternos pero también está el impacto visual de verlo en estas condiciones. Además esto repercute en lo que es la salud mental de la población porque no es nada agradable lo que están pasando. No creo que nadie disfrute el paisaje mirando el Riachuelo y si no cambiamos las cosas vamos camino a eso. Entonces nos mueve la impotencia, la inoperancia de las políticas ambientales a nivel municipal, provincial y nacional porque creemos que no son temas que estén en la agenda. Pienso que todos tenemos la obligación de hacer un aporte, por mínimo que sea, desde nuestro lugar”.