En una entrevista a fondo con Días de Areco, Ernestina Peralta analizó el saldo de la nutrida movilización de la semana pasada y aportó algunos detalles sobre el petitorio que las organizaciones encargadas de convocar la marcha les entregaron a las autoridades del municipio.
A lo largo de la conversación, Peralta expresó que el Estado debe revitalizar las herramientas que ya existen pero que dejaron de funcionar, como el Consejo de las Mujeres y Diversidades y que es necesario que se cree un espacio estatal de contención y ayuda para las víctimas de violencia familiar y de género.
Los femicios de María Ramón y Lucía Mujica son dos picos de tensión muy altos de un problema, la violencia familiar y de género, persistente en nuestra sociedad…
“Estos dos casos recientes, los femicidios de María Ramón y Lucía Mujica, fueron los que tuvieron un desenlace irreversible pero hay muchos casos de violencia, con muchas mujeres y diversidades buscando apoyo para resolver sus situaciones. Hay personas que tienen procesos, con denuncias y perimetrales, pero eso no da resultado y no ayuda a que puedan recomponer sus vidas. Es importante la denuncia pero después hace falta un grupo de apoyo mucho más amplio que el que se está brindando actualmente para que puedan continuar trabajando, continuar viviendo, que es algo muy complejo”.
¿Qué lectura se puede hacer de la masiva movilización del miércoles pasado?
“Siempre las movilizaciones son un espacio de catarsis. Principalmente para los familiares y los allegados a las víctimas pero también para la comunidad en general para juntarse, mirarse a la cara, expresar la pena y también la bronca. En este caso, la familia de Lucía pudo ver como la comunidad dio señales claras de que se está dando cuenta de que está todo mal. Hubo otras marchas, también con personas fallecidas pero en las que la comunidad no se hizo eco y es algo que puede suceder cuando se hace una convocatoria a una marcha. Por eso la movilización en sí es una acción con muchos aspectos para tener en cuenta que pueden favorecer al proceso de sanación o pueden no hacerlo. La semana pasada la gente se sensibilizó con esta situación y acompañó pero después de la marcha queda seguir la vida y sin la persona que falta. Esa es la parte más difícil”.
¿Qué papel juegan las agrupaciones de mujeres y diversidades que participaron de la convocatoria a la marcha pero que además trabajan permanentemente con esta problemática de la violencia?
“En realidad las organizaciones somos personas que nos hemos ido agrupando y acompañando en estas circunstancias y que fueron armando espacios que ya se utilizaron para otras cosas. En esta ocasión puntual hubo una reacción urgente de Josefina Barberis que se sintió muy tocada por este hecho y abrió un grupo de WhatsApp que se volvió masivo y fue donde se volcaron todas las informaciones relacionadas con la marcha. Ese grupo de comunicación todavía está vigente para seguir con otras acciones vinculadas a Lucía, para pedir justicia o lo que sea necesario”.
Estas organizaciones redactaron un petitorio para las autoridades del Municipio…
“El petitorio pide la revitalización de las herramientas que ya están. Algunas dejaron de usarse, como el Consejo de las Mujeres y Diversidades, que era un espacio donde podíamos compartir cosas, pensar soluciones, definir protocolos pero al quedarnos sin esa herramienta nos falta algo importante, que el hecho de compartir, dialogar con las autoridades del Municipio. En el tiempo que este Consejo funcionó fue importante para nosotros, que teníamos el contacto con alguien que estaba en emergencia y lo podíamos trasladar ahí. Ahora, muchas personas quedamos como mediadoras involuntarias en estas cuestiones porque podemos hacer una lectura mucho más rápida de las necesidades de alguien que está quebrado emocionalmente y se lo puede acompañar mejor. En definitiva lo que pedimos es que se revitalice desde el Estado lo que tiene que funcionar y que se amplié lo que sea necesario ampliar porque el Intendente dice que todo funciona bien pero pensamos que si funciona bien, lo hace en una escala muy pequeña, que no alcanza para cubrir todas las necesidades de nuestra comunidad”.
¿Qué rol debe cumplir el Estado municipal en este tema y que no cumple?
“Eso se hizo evidente después de la marcha cuando el grupo que sirvió para comunicar se volvió en un espacio de catarsis, pero lo que nos interesa es que esa catarsis se haga en un lugar que tenga una respuesta terapéutica que es algo que debe generar el estado. De esto hablamos con Julia Chudoba porque hace falta generar alguna herramienta aunque más no sea transitoria, que se abra un espacio de conversación y que después las personas que necesitan acompañamiento que lo tengan. Pero es el Estado y no las organizaciones el que tiene que hacer eso con presupuesto suficiente para atender estos temas. Sabemos que al no trabajar el Municipio de forma mancomunada con Provincia y con Nación que hay plata destinada a programas que no bajan y que tiene que ver con esta ayuda. Areco no accede a eso porque el Municipio no se conecta con quienes se tiene que contactar y eso repercute en la salud y en el bienestar de la comunidad sobre todo relacionado con la violencia de género y familiar”.