Las altas temperaturas y las olas de calor se han vuelto moneda corriente en los últimos años y afectan la vida cotidiana de las personas. ¿Qué rol cumple el cambio climático en ese panorama?
Franco Ciaffardini explica que “una de las principales problemáticas socioambientales que enfrenta la humanidad en general, tiene que ver con el cambio climático y obviamente, los efectos sobre la población y los sistemas naturales. El cambio climático está dado por un aumento de los gases de efecto invernadero que se liberan a la atmósfera por las actividades humanas y generan un atrapamiento de calor. El promedio del aumento de la temperatura podemos creer que es despreciable, pero se observa al día de hoy en 2025 que la temperatura media promedio del planeta se incrementó en 1,1° centígrado respecto a la era industrial. Puede parecer poco, pero en los periodos de tiempo de la tierra y de la humanidad, 200 años es un período muy corto para tener un aumento tan significativo”.
Con el cambio climático, se generan modificaciones en los eventos meteorológicos, como así también en los caudales y en la frecuencia generando inundaciones y sequías. “No es que vamos a tener fenómenos climáticos nuevos, sino que el cambio climático genera la intensificación de algunos de los eventos, por ejemplo, sequías más intensas o más frecuentes, inundaciones que antes sucedían cada 50 o 100 años ahora pueden suceder tres o cuatro veces en 20 años”, cuenta Ciaffardini, especialista en ambiente. “Entonces, los fenómenos climáticos extremos suceden con mayor frecuencia y dentro de esta batería de alteraciones o modificaciones climáticas, tenemos las olas de calor”.
¿Cuándo estamos ante una ola de calor? Ciaffardini detalla que “se considera ola de calor cuando la temperatura máxima de un día supera el 10% de la temperatura máxima registrada en ese día. Es decir que, por ejemplo, si el 1 de enero históricamente, el 10% de veces a lo largo de la historia la temperatura máxima fue de 35 grados, cualquier temperatura superior a eso se considera ola de calor. No estamos teniendo temperaturas que nunca tuvimos, el tema es que las olas de calor son cada vez más frecuentes. Es, es decir, año tras año se va batiendo el récord del año más caluroso en la historia jamás registrado. Esto comenzó sobre todo a partir de 2010, 2011. Se venía gestando un aumento de la temperatura, pero a partir de entonces cada año que fue transcurriendo, fue el más cálido registrado hasta el día de hoy, llegando 2023 como el año más cálido jamás registrado. Incluso 2024, donde tuvimos un invierno con temperaturas bastante bajas, la temperatura promedio fue también extremadamente alta en los registros de temperatura”.
Todas las olas de calor generan efectos en la población, tanto a nivel de la salud como de la demanda energética. “Las olas de calor afectan notablemente a la población, no solo a la cuestión productiva y agrícola, sino también a la población en general. Al tener más calor, demandamos más energía y entonces tampoco están preparados los sistemas energéticos como para afrontar esto. Además se prevé que año a año sean más altas las temperaturas promedio. Esto genera problemas sobre todo para las personas más vulnerables, que no pueden resguardarse o refrescarse, tener un aire acondicionado, agua segura fresca y en cantidad necesaria, que tienen problemas cardíacos o de salud en general. La temperatura alta extrema genera un aumento del ritmo cardíaco a nivel salud, entonces aquellas personas que tienen alguna problemática y además están vulnerables porque no pueden protegerse o no tienen los recursos necesarios, son las principales damnificadas”, afirma Ciaffardini.
Quienes más deben cuidarse son los niños, los mayores de 60 años, las personas gestantes, las que tienen condiciones crónicas preexistentes como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y los trabajadores en general que no pertenecen a ninguno de esos grupos, pero que realizan tareas al aire libre y expuestos.
Dentro de las olas de calor, un punto más complejo son las noches tropicales, “aquellas en las que la temperatura mínima no desciende de los 25 grados. Es decir que en ningún momento del día tenemos menos de 25 grados, y a veces estas noches tropicales pueden sus generalmente suceden durante tres o cuatro noches seguidas”, cuenta el especialista. “¿Qué genera esto? Que se siga consumiendo energía y quizás se pueda generar un corte. También que no se pueda ventilar correctamente una casa y que las personas no puedan descansar bien. Ya cuando se acumulan dos o tres días de esta situación, a las personas más vulnerables les puede llegar a ocasionar grandes problemas de salud: no descansan bien, al otro día están sofocados y vuelven a descansar mal. Quizás las personas sanas pueden atravesar estas situaciones, pero quienes tienen condiciones preexistentes pueden tener grandes problemas con las noches tropicales y las olas de calor”.