Silvio Menconi, histórico artista del carnaval arequero, habló de la organización de la fiesta popular y sostuvo que es momento de buscar alternativas ante la falta de inversión del Estado municipal.
“Ojalá me equivoque y lo digo con mucho respeto a los compañeros que van a poner el cuerpo en estos carnavales, pero estamos en una situación igual a la de los carnavales de 2008, 2009, en la gestión Lennon en Plaza Belgrano con ocho o nueve inscriptos y con una enorme pobreza artística y de originalidad. Creo que hay que duelar el carnaval, aceptar que el carnaval tal como lo conocíamos no existe más”, aseguró.
¿Cómo llegamos a esta situación?
“Hay muchos factores que llevaron a eso y a partir de 2020 los carnavales volvieron a ocupar el lugar que tenían antes de la gestión Durañona, donde no se programaban ni organizaban con tiempo. Lo primero que hizo la gestión Ratto fue sacar los carnavales del Polideportivo para llevarlos al predio de la costanera que es oscuro, sin inversión, sin color, y hacer un carnaval totalmente deslucido con una desinversión total, volviendo a darle las cantinas a las instituciones. Es muy loable el trabajo de las personas que van por las instituciones, pero el Estado municipal así se vuelve a correr de sus obligaciones primarias para hacer que instituciones, cooperadoras y clubes generen el dinero que debería garantizar el Estado para el mantenimiento de escuelas, jardines y hasta clubes, que si bien son instituciones privadas, el Estado debe aparecer para que subsistan o mejoren su propuesta para la comunidad”.
Esta situación no fue siempre así…
“Nos encontramos con una falta de inversión y de interés y con un corso que dio muestras de que se terminó incluso esa mística de ir aunque no haya gran despliegue artístico. Entre 2012 y 2017 fueron las ediciones más grandes de los carnavales, que fueron las que los artesanos co-organizamos con la Municipalidad en la gestión Durañona en el Polideportivo. El público vio otro carnaval ahí, no tiene ya el registro de los de 2006, 2007 de la gestión Lennon, empobrecidos artísticamente”.
¿Qué se puede hacer ahora?
“Desde hace mucho tiempo creo que el corso debe girar a dejar de ser en formato de competencia. En su momento pudimos hacer la experiencia de que si al corso lo ayudaban a gestionar los artesanos, se podían dar buenos premios, dar subsidios pre-inscripción, hacer talleres durante el año para mejorar las performances, las murgas, las carrozas. La gente vivió los corsos del Polideportivo y hoy sabe que puede vivir otro espectáculo. A la gestión Ratto le dejamos un corso con 40 inscriptos, con 8 o 9 carroceros históricos, con clubes que habían vuelto y con tres murgas locales que en el transcurso de estos años se fueron retirando por distintos factores pero sobre todo por la falta de gestión y por lo económico, por la falta de irlos a buscar para consensuar y hablar”.
¿Qué pasa con la competencia y los premios en este contexto de desinversión y falta de inscriptos?
“Creo que vamos a volver a asistir a una edición muy pobre de los carnavales, con pocos inscriptos. Se están dando $5 millones en premios que es poco: un primer premio de $500.000 para una carroza no alcanza, porque si uno quiere hacer algo con color, con despliegue, dos latas de pintura salen $200.000. Además pasa otra cosa: finalmente los $5 millones, que para una recaudación de cantinas (porque son las cantinas las que pagan los premios) es mucho dinero, se los terminan llevando propuestas que no están a la altura de lo que la gente merece ver y que está en su memoria y su inconsciente. Todos tenemos derecho a participar del carnaval con la propuesta que sea, pero si estamos en un corso de competencia, eso tiene que fomentar más calidad, más arte, más creatividad, para que finalmente la premiación sea en función de la calidad artística y del espectáculo que se presenta”.
¿Qué crees que debería hacerse ahora con el carnaval?
“Para no quedarnos solo en la crítica y hacer una propuesta superadora, tenemos que ver la posibilidad de aceptar que el carnaval como era ya no existe. El municipio saca todo un dispositivo que no es acorde a la realidad para que terminen inscribiéndose 6 o 7 personas y un representante por categoría. Seguir sometiendo a esta fiesta popular a los fracasos constantes es una pena para los espectadores y para el corso mismo. Prima mucho más mi amor al corso que lo que podría decir de la inoperancia política de esta gestión y no quiero que el carnaval siga siendo desprestigiado. Creo que el formato de Noche de Bares es interesante, funciona, y ¿qué pasa si esos $5 millones se usan para hacer un festejo un día en cada lugar, con un desfile de una hora y un cachet fijo para cada artista? Se puede hacer un desfile no competitivo donde no necesariamente todos tengan que participar todas las noches y después un lindo cierre musical en un espacio unificado, todo sin abrir reglamento, competencia e inscripción. Me parece que hay que leer el tiempo histórico y virar hacia otro carnaval si es que desde la propuesta oficial no está la decisión política de trabajar para devolverle la jerarquía”.