Días de Areco conversó con Santiago “Tato” Lobos sobre la despedida que Unidos en Sarmiento organizó para homenajearlo en su retiro del fútbol, iniciativa a la que también se sumaron Huracán, los árbitros que dirigieron esa tarde y la misma Liga Deportiva.
Lobos debutó en 2002 vistiendo la camiseta de San Patricio (entidad con la que fue campeón en 2006), luego pasó a Huracán y cerró su campaña en el elenco de la calle Sarmiento pero en estos 21 años hizo un largo paréntesis obligado ya que trabajó en Torneos y Competencias, canal para el que cubrió campeonatos mundiales y sudamericanos de fútbol, destacada actividad profesional que le impidió venir a jugar.
Tato fue un jugador muy inteligente, un mediocampista de largo recorrido, vertical, con notable juego aéreo y muy bueno en la ejecución de penales que también se hizo notar por su fuerte temperamento y por su voz de mando dentro del campo de juego.
Hace unos 20 días concretó su despedida del fútbol, justo antes del partido Huracán – Unidos y se vivió un momento muy lindo, muy emotivo, bien futbolero podría agregar…
“En ese momento me salió decir que era demasiado porque así lo sentí y porque hay muchísimos jugadores en la Liga que merecen un reconocimiento, pero la verdad es que tengo que agradecerle al club Unidos, a mi familia, al acompañamiento que hicieron Huracán, los árbitros y la Liga. Después, hasta el minuto de juego todo fue muy lindo pero cuando empezó el partido los nervios me traicionaron aunque a esta altura eso es anecdótico. De todas maneras disfruté muchísimo y me quedé pensando que si esto sirve como el puntapié inicial para que se haga con otros jugadores, para que otro club como Unidos muestre su aspecto sentimental, bienvenido sea porque es un muy lindo que a uno le despidan así cuando deja de jugar al fútbol”.
Se nota claramente que el fútbol fue mi importante en su vida personal más allá inclusive de lo que pasó adentro de la cancha…
“Lo que entendí después, cuando pasó todo, fue que la gente se dio cuenta lo importante que fue para mí jugar al fútbol ya que por mi profesión estuve 10 años sin hacerlo, salvo algún campeonato aislado en el medio. Recuerdo que tuve una buena temporada en Huracán en 2003-2004 pero por mi trabajo en TyC Sports tuve que dejar de jugar un tiempo largo y como me quedé con las ganas digamos que estiré mi carrera hasta ahora que tengo 41 solo por el hecho de que mi cuerpo me dijo basta aunque siempre tengo ganas”.
Hubo un momento que fue conmovedor ya que cuando lo reemplazaron, iban 15 minutos del complemento, desde las tribunas nació un aplauso unánime y cerrado como despedido…
“Sí, eso fue muy fuerte. De hecho hubo gente que me paró en la calle para decirme que había aplaudido o sea que me lo quisieron contar y eso, lo expreso de corazón, me llenó de orgullo porque en algún punto yo extrañaba y necesitaba de la Liga de Areco cuando estaba todos los días trabajando en Buenos Aires y vivía del fútbol profesional. Yo sostengo que el periodista deportivo es un jugador frustrado y esto lo discutimos siempre con muchos colegas. Entonces sentirse parte, con una despedida así, ese aplauso fue muy emocionante. Yo estaba nervioso porque Miguel me había avisado que salía y en ese momento me puse a pensar que era el último minuto en la cancha. Bueno, cuando llegó el aplauso de la gente en las tribunas sentí un gran orgullo. Fue un día de muchas emociones la verdad”.
¿Qué le dejaron estos 21 años de fútbol?
“Muchos amigos y muchos buenos valores. Tal vez mi mérito en estos años es que siempre traté de que se integraron grupos, de ser como un referente y pienso seguir en ese ámbito. Ya desde pibe sentí esa necesidad, no solo de jugar sino de ser buen compañero, de hacer amigos con el deporte y lo llevé al extremo. Siempre puse lo máximo de mí en San Patricio, en Huracán, en Unidos y me retiré tratando de ser yo mismo. Eso es lo mejor que me llevo y te diría también que con orgullo, que es haber dado lo mejor como persona para conformar un plantel de fútbol en un grupo humano”.