El músico Matías Bianchi conversó con Días de Areco sobre sus comienzos con la música, la relación con sus primos, las clases con el Chato Conti, las presentaciones con la banda de Mauro Fusari, y el compartir el escenario con Ely López.
A lo largo de la charla, Bianchi comentó que está estudiando en la Escuela de Arte Gustavo Chertudi y contó la experiencia fuerte que vivió como músico callejero durante la pandemia.
¿Cuándo y cómo comenzó a hacer música?
“Ya desde chico me empezó a gustar la guitarra porque mis dos primos, Juan Ramón y Danilo, hacían música. Tengo otro primo de Pilar que también toca varios instrumentos y que me prestó una guitarra. Ahí fue cuando comencé a tomar clases particulares con el Chato Conti, que es un genio. Gracias al Chato di mis primeros pasos. Ya sacaba algunas melodías de oído pero ero como tirar y fallar. Con esas clases me di cuenta que también me gustaba improvisar con la guitarra, como si fuera mi parte autodidacta aunque siempre le preguntaba cómo hacer al Chato que sabe tocar todos los géneros musicales aunque su fuerte sean el tango y el jazz”.
¿Qué estilo musical prefiere?
“La verdad que no tengo una preferencia determinada porque creo que me gustan todos los géneros musicales. Me gusta el folklore, la música surera, pero también me gustan las canciones clásicas, tanto lo nacional como lo internacional. Siempre trato de hacer mis propias versiones, escucho algo, hago mis arreglos, voy probando y si me gusta cómo sale lo agrego a mi repertorio. Fui tomando de todo un poco porque te hable de mis primos que uno hace música tropical, otro folklore, con el de Pilar empecé a escuchar rock, punk”.
¿Cómo se empezó a presentar en público?
“Podría decir que empecé a tocar en actos escolares y recién cuando tenía 19 años fue cuando me solté para tocar en público. Arranqué con The Bartols, una banda que tenía Mauro Fusari. Después compartí algunas cosas con Los Berracos y el año pasado acompañé a Ely López que canta muy bien y cualquier género musical. Con ella estuvimos en el carnaval y en algunos bares. En la cuarentena toqué como músico callejero y ahora me invitan seguido a tocar en los lugares que voy. Estoy sorprendido porque esto me pasa muy seguido”.
¿Cómo fue esa experiencia como músico callejero?
“En la cuarentena fue como que me comencé a soltar. Iba a la costanera, a los bares, a los restaurantes y preguntaba si podía tocar. En la mayoría me dejaban tocar un repertorio que ya tenía ensayado. Fue como ir y probar suerte, ver qué pasaba con la gente. Iba casi todos los fines de semana, sobre todo cuando había un feriado y tocaba a la gorra. Al principio me costó un poquito pero después me fui soltando en cada presentación y viendo cómo reaccionaba la gente ante las canciones, si les gustaban, si aplaudían. La verdad que ser un músico callejero me dejó muchas cosas lindas, tanto en el plano de los amigos como en el de hacerme conocer como artista. Pero lo más importante es que me ayudó a soltarme para tocar adelante del público”.
¿Qué proyectos tiene en mente?
“Uno de mis proyectos ya lo estoy concretando, que es poder vivir de la música, a mi manera. También avanzo con mi carrera de música que estoy estudiando en la Escuela Gustavo Chertudi. Voy haciendo tres o cuatro materias por año, de a poquito, con mis tiempos, pero eso me permite ir incorporando las cosas que me transmiten los profesores porque yo creo que todo se puede fusionar”.
Ejemplo de perseverancia y pasiónpor la música: FELICITACIONES, MATÍAS!!!!