Organizada por sus familiares y allegados, esta tarde se realizó una marcha en repudio al femicidio de Eli Sosa y reclamando una vez más un freno a la violencia de género, que se cobró en Areco tres víctimas fatales en poco más de un año.
La caravana partió de Plaza Gómez, encabezada por la familia de Eli y acompañada por un importante número de personas de nuestra localidad. La columna se desplazó primero por calle Alem hasta llegar a Alsina y de allí a Plaza Arellano, al banco rojo que recuerda a las víctimas de femicidio.
Al paso de la marcha por el centro, trabajadores de varios de los comercios de la zona dejaron momentáneamente sus puestos para sumarse a la consigna aplaudiendo desde las puertas de los negocios.
Ya en la plaza, el banco rojo se convirtió una vez más en una especie de altar cívico: se encendieron velas, se dejaron carteles con consignas en contra de la violencia de género y pidiendo justicia por las víctimas. La instalación artística zapatos rojos, inspirada en la obra de Elina Chauvet y que recuerda a las mujeres que ya no están debido a la violencia de género, volvió a rodear el banco rojo.
En el tramo final de la marcha, se leyó un documento de la Asamblea de Mujeres y Diversidades que, entre otros puntos, destacó que “no hay prevención, no hay información, no hay recursos suficientes, pero ante los últimos hechos, tanto el del 13 de noviembre del año pasado como el actual, la urgencia de las autoridades ha sido demostrar que no había denuncias, como si ese indicador pudiera eximirlos de su responsabilidad, como si no fuera en realidad la falta de denuncias un claro indicador de la inoperancia del estado municipal”.
También se leyeron palabras de la madre de Eli: “mi dolor de madre es tan grande que mi más íntimo deseo es que ninguna persona en el mundo pase por esta situación. Sin embargo, son muchas las personas que ven arruinadas sus vidas por circunstancias similares. Uno mira en los medios de comunicación las noticias sobre la violencia y las termina naturalizando, hasta que de pronto nos toca de cerca. Es ahí donde se invierten los roles y casi como en un sueño tremendo nos vemos clamando ante la sociedad por la eminente necesidad de un ‘basta de violencia’. No hay palabras, solo lágrimas”, afirmó.
Hubo además mensajes de las hijas de Eli, quienes apuntaron que “antes de que mataran a mi mamá han matado a muchas, a miles de mujeres. Hay que romper el silencio, hay que hablar por todas: las que ya no están, por las que fueron violadas, acosadas, las que son golpeadas, las que son maltratadas psicológicamente. Porque todos los días matan a una y otra, esto no puede seguir así. Hoy no podemos exigir justicia porque el cobarde que mató a mi mamá se mató, pero elegimos concientizar porque no quiero que haya más como mi mamá”.
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