En el marco del ciclo de entrevista para conmemorar los 40 años de recuperación de la democracia, Marcelo Vigil repasó para Días de Areco el resonante triunfo electoral que consiguió el peronismo en octubre de 2001, en las elecciones que fueron definidas como las del “voto bronca”.
En la entrevista, que fue a fondo, Vigil analizó el momento social y económico que vivía el país pero se detuvo en la realidad de San Antonio de Areco, especialmente en la unidad que había alcanzado el peronismo, un aspecto fundamental para consumar la victoria en las urnas.
En las mencionadas elecciones, el 34% de los votantes lo hicieron en blanco o anularon su voto. El peronismo obtuvo el 49% de los votos positivos, la Alianza el 33 y el ARI el 13.
¿Cómo era la realidad del peronismo en esas elecciones de octubre de 2001?
“Tenemos que recordar que veníamos de la derrota con Cames, con la Alianza, que marcó el final del ciclo de Beto y Fabio Sorchilli, por lo tanto el peronismo se tenía que reordenar entre las distintas posiciones internas pero quedaba claro que para ganar las elecciones era necesario la unidad. Entonces se hizo mucho sacrifico, Fabio cedió muchas cosas para establecer el diálogo con las líneas de Viganego y de Aldo Menconi para llegar a un acuerdo y se conformó una lista de unidad para las elecciones de 2001. Esa fue la mejor opción que se pudo presentar en una elección intermedia para recuperar el protagonismo político”.
Esas elecciones estuvieron marcadas por el “voto bronca” ya que más de 4000 electores, equivalente al 34%, votaron en blanco o anulara su sufragio…
“El llamado voto bronca fue importante. Cada vez que abríamos un sobre aparecían dibujitos, cualquier papel, porque ya se estaba gestando lo que después pasó en diciembre de ese año con la caída de De la Rúa. En cierta manera esa crisis posterior al final del gobierno de la Alianza debilitó todo lo que nosotros teníamos planeado hacer como grupo político para recuperar la intendencia porque el Municipio cayó en una depresión tanto económica como en su actividad diaria y terminó con la renuncia de Cames”.
Tras esos comicios, a partir de diciembre de 2001, el peronismo consiguió la mayoría en el Concejo Deliberante…
“Fue un hecho histórico para el peronismo que recuperó la mayoría en el Concejo Deliberante luego de un dominguismo muy fuerte y de esta porción del radicalismo que mantenía el control del Departamento Deliberativo. Fue una de las pocas veces que el peronismo pudo tener dominio sobre el Concejo Deliberante”.
En ese entonces tenía la Unidad Básica, que fue el centro de operaciones de la campaña, en la avenida Quetgles…
“La Unidad Básica estaba en la avenida Quetgles y Pellegrini. Recuerdo muy bien que ese domingo nos sorprendíamos cada vez más con los resultados porque nunca pensamos que podíamos llegar a cuatro concejales y a ganarle a la Alianza a dos años de haber perdido el Municipio. Me acuerdo que era tal la situación económica que construimos un horno para cocinar pan y ayudar a la gente a la que una vecina también les entregaba ropa. Por eso fue que encaramos esa campaña con muy poco dinero, con el viejo mandato peronista: caminando la calle y hablando con la gente”.
Poco tiempo después, en marzo de 2002, Horacio Viganego, que formaba parte de la unidad peronista que usted menciona, se incorporó como secretario al gobierno de José Cames…
“Eso también generó una crisis dentro del peronismo porque derrumbó todo el esfuerzo de seis meses de trabajo para construir un modelo y una propuesta diferente a lo que era la Alianza pero eso se quebró cuando el grupo liderado por Horacio Viganego se integró al gobierno de Cames. Eso nos desacomodó y yo tuve una actitud de rebeldía, que hoy me cuestiono. En definitiva fue una gran victoria electoral pero que después no se pudo reflejar, al menos en el período de cuatro años que fui Concejal, ni tampoco para restituir al peronismo al frente del Municipio. Estas son cosas que suceden en las sociedades, en el mundo de la política y por más que uno tenga buenos intenciones no se puede llegar a donde quiere ir”.
Dos años más tarde, el peronismo perdió las elecciones generales con Eduardo Jordán…
“Sí, fue Fabio Sorchilli como candidato a Intendente en una alianza con Aldo Menconi que se mantuvo durante algunos años más, hasta llegó Paco. La presencia de Viganego junto al radicalismo debilitó al peronismo porque Horacio era un hombre fuerte dentro de la política local. Otra consecuencia de esa derrota de 2003 puede ser que tal vez Fabio había perdido cierta sustentabilidad de sus apoyos nacionales y provinciales que tienen peso en lo local”.
¿Qué cosas se cuestiona a 20 años de distancia de aquel triunfo de 2001?
“No haber mensurado debidamente la cantidad de confianza, que fue enorme, que el vecino depositó en nosotros. A la distancia veo que nos sumergimos en un triunfalismo espontáneo pero que después se fue apagando y no solo por las cuestiones locales sino también por lo que pasaba en el país. Creo que perdimos la esencia de mantener el contacto fluido con la gente porque cuando uno gana una elección intermedia con el 49% de los votos lo primero que los demás dicen es que quiere ser intendente. Eso se habló mucho pero yo siempre respeté a las jerarquías. A Beto y a Fabio les debo que permitieron incorporar mi forma de ver la salud pública en el Hospital Zerboni para darme un papel ejecutivo y fue así logramos abrir la guardia de pediatría. En ese tiempo aparecieron los egoísmos que suelen aparecer en la política pero para mí Fabio era mi superior y jamás pensé invadir su espacio porque él seguía teniendo aspiraciones de ser Intendente. Los egoístas pensaron que yo quería competir con Fabio y eso no fue así, nunca lo hice de esa manera. Hoy puedo decir que el Dr. Marcelo Vigil cometió muchos errores pero nadie puede decir que no soy una buena persona”.