En el clásico del último domingo, la multitud que se reunió en el centenario Estadio Enrique Fitte pudo comprobar en vivo y en directo la vigencia y la plenitud de un puñado de jugadores de una gran experiencia acumulada por haber transitado muchos años en el fútbol pero que siguen jugando con el espíritu y las ganas de un juvenil.
Estos hombres ya hechos, con una fama bien ganada a lo largo de muchas temporadas que los tuvieron como protagonistas determinantes, dejaron en claro que la veteranía bien entendida es un valor que cotiza oro a la hora de la verdad.
Hace una semana disfrutamos a pleno de Luis Maggio, que luciendo la cinta de capitán de River Plate atada a su brazo izquierdo anotó el agónico gol de la victoria cuando se jugaban 5 minutos de tiempo adicionado. Luisito, que es categoría 1984, volvió a mitad del año pasado tras cinco años de ausencia. Está intacto y con 133 goles en su cuenta personal es el máximo goleador de la historia del club de la Plaza Belgrano y el quinto de toda la Liga Deportiva.
Joaquín Hernández, con sus cuatro décadas de vida bien llevada, también tuvo una actuación destaca flotando entre los volantes y los delanteros del elenco panzanegra. El número 10 de Rivadavia anotó el gol 161 de su larga trayectoria que arrancó en 1998 y se acerca cada vez más al goleador histórico de nuestro fútbol, Walter Cobo, que tiene 174 conquistas.
Luis Romero fue una pieza vital en la organización defensiva de la formación de la avenida Vieytes. Lucho tiene 36 años, jugó unas cuantas temporadas en Sportivo de Baradero y tuvo un paso breve por Unidos en 2019. El menor de los Romero tiene gran jerarquía y un merecido reconocimiento a nivel regional.
Julián Casas patrulló con oficio el círculo central y fue el apoyo experimentado para sus jóvenes compañeros de mitad de cancha; el Kiki De Blas, Franco Toledo y Juan Canaveri. Julián acaba de cumplir 37 años y durante mucho tiempo jugó en Sportman en una época donde la entidad de Carmen de Areco se entreveró entre los mejores participantes del antiguo Argentino C. En 2022, tras dejar Villa Manchi, se sumó a River Plate donde es muy respetado, dentro y fuera del plantel.
A los 36 años Nicolás De Renzo sigue batallando con los colores de Rivadavia pintados en el pecho con el mismo entusiasmo que cuando debutó en un ya muy lejano 2003 como si le hiciera honor a la letra del tango que dice que 20 años no son nada…
Es un lujo ver jugar a estos hombres que dejan todo lo que tienen cada domingo y en cada partido pero además deben ser el espejo donde se deben mirar los jóvenes que siente correr por sus venas el amor por el querido fútbol de San Antonio de Areco.