En una muy interesante conversación con Días de Areco, Lulú Magdalena habló sobre sus comienzos en la fotografía documentando grandes marchas y concentraciones de mujeres en su lucha por la igualdad de derechos.
Durante la entrevista, la artista señalo que con las fotografías encontró una forma de expresar sus ideas y sus sentimientos.
¿Las manifestaciones populares, las luchas por los derechos de las mujeres, fueron una motivación en su gusto por la fotografía?
“Desde 2016 que empecé con la fotografía me dediqué a cubrir manifestaciones y distintas marchas principalmente las vinculadas con temas de la mujer y sus derechos. Después de la pandemia fue como que bajé un poco y me estoy dedicando también a otras cosas más íntimas o más personales, por decirlo de alguna manera”.
¿Por qué se decidió a fotografiar esas movilizaciones?
“Quería representar lo que me pasaba, lo que sentía. Al no ser tan buena con las palabras, descubrí que me podía expresar con las fotografías. Fue como ir buscando mi lugar desde lo que quiero decir y desde donde. Eso lo puede expresar a través de las fotos, pude tener una voz. Fue como plantarme acá en Areco y decir: ‘yo pienso esto y me gustaría que las cosas fueran de tal forma’. Eso fue lo que encontré con la fotografía, darle voz a lo que pienso sobre la igualdad de derechos. Ese fue mi canal de expresión y lo sigue siendo”.
¿Ya no participa tanto de esas grandes marchas y concentraciones?
“Tal vez en este momento no estoy tan activa pero sigo creyendo en eso y las ganas siempre están, pero hay otras cosas que se van superponiendo o cambian mis prioridades que hacen que no pueda estar siempre ahí, al pie de cañón. Igualmente mantengo vivo mi interés en la lucha por la igualdad de derecho, por poder andar libres y no tener miedo de hacer lo que una tiene ganas de hacer. También la lucha es que por ser mujer no haya menos oportunidades. Lo mismo vale para cualquier otra disidencia. Falta un montón todavía pero de a poco se van ganando más derechos, más oportunidades. Lentamente pero vamos avanzando”.
Recuerdo una de sus primeras muestras fotográficas, “Carbón”…
“La idea surgió a partir de ahí porque mi papá trabaja repartiendo carbón. Arrancó, como punto de partida, desde algo más personal pero después se fue abriendo porque me fui a Santiago del Estero para ver y fotografiar todo ese proceso para luego mostrarlo. Con las marchas quizá pasó lo mismo porque a mí se me despertaron esas ganas de luchar, de tener más oportunidades. Entonces es acercarse a esos espacios desde la fotografía. Justo en este momento estoy trabajando con una amiga, Agustina Echaniz, y con su hija en un proyecto que se llama ‘La sonrisa de mamá’. Empezamos en 2021 porque Mía nació con leucomalacia periventricular, que es un tipo de daño cerebral y queremos mostrar cómo es el día a día de una madre soltera con una hija con esa patología y cómo es esa realidad acá en la Argentina”.
¿Igualmente no se pierde ese costado social a través de la fotografía?
“No y eso no creo que se pierda o al menos intentaré que nunca se pierda porque es lo que me mueve y es lo que conecta con lo demás. El 8 de marzo se estrenó un libro, que es una recopilación de fotografías de las diferentes marchas y manifestaciones de mujeres en todo el mundo que se llama ‘Marchamos hacia adelante’. Este trabajo se estaba armando desde 2020, se imprimió en California y participé con varias fotos porque al principio iban a ser dos pero al final incluyeron como 8 o 9”.
¿Actualmente la fotografía es su medio de vida?
“Sí, la fotografía es mi medio de vida. En este momento estoy trabajando con mi compañero, Nahuel Alfonso, que también es fotógrafo y entre los dos tenemos un emprendimiento que se llama Siembra Fotos con el que ofrecemos distintos servicios para eventos y fotoproductos de restaurantes, alquileres temporales, marcas y todo lo que se necesite”.