Una de las tantas materias pendientes que tiene Francisco Ratto (que se debe hacer cargo de su propio herencia como saldo de sus primeros cuatro años de gestión) en el comienzo de su “segundo tiempo” al frente del municipio es el mal estado de las calles del pueblo.
Un caso repetido es el de la esquina de Zapiola y Fitte, justo frente a una panadería muy concurrida, donde hay un pozo de importantes dimensiones sobre el asfalto bituminoso o negro como habitualmente se le llama. No hace mucho tiempo atrás, trabajadores de Municipio estuvieron haciendo algunos arreglos pero con escasos resultados. Además, continuando el recorrido por la misma calle Zapiola y doblando por España encontramos unos cuantos baches de buen tamaño y de vieja data.
Como siempre, los responsables del mantenimiento de estos espacios públicos y calles muy transitadas sacarán a relucir un arsenal de excusas para poner la culpa en los otros pero como hace muchos años cantó el catalán Joan Manuel Serrat: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Los pozos y el mal estado de la mayoría de las calles del pueblo están a la vista de aquel que lo quiera ver.