En una charla a fondo con Días de Areco, Ernestina Peralta analizó el panorama complejo que vive el colectivo de mujeres y diversidades en estos tiempos de Javier Milei Presidente.
En la entrevista, la militante social manifestó que no recuerda discursos tan violentos como los del actual Presidente de la nación, que no fomenta el diálogo y que esa violencia circula desde arriba hacia abajo y se ve en hechos concretos en un contexto de crisis económica y social que cada vez se torna más agudo.
¿Cómo ve la situación de las mujeres y las diversidades en estos primeros seis meses de gobierno de Milei?
“Notamos que la situación cada día es más grave, que ese no hay plata de Milei también va acompañado de otras violencias, con el ataque a los derechos y en particular a los derechos conquistados en todo este tiempo por las mujeres y diversidades. Esto desde una mirada nacional y local porque nosotras, como comunidad, ya venimos siendo víctimas de este tipo de metodología porque transitamos por el segundo período de administración de la misma fuerza política donde lo que vimos fue un desarmar y vaciar de sentido las herramientas, que tal vez de nombre siguen existiendo pero no manteniendo el sentido con el que fueron creadas como lo es la mesa intersectorial sin la participación de las distintas organizaciones que aportar una opinión sobre la realidad concreta al margen de lo que puedan decir las diferentes instituciones”.
¿En qué cosas concretas ven reflejado esto que usted comentó conceptualmente?
“En concreto vemos que la situación habitacional cada vez se complica más, que cada vez hay más gente que se queda sin un hogar porque los alquileres aumentaron, porque no hay espacios disponibles para alquilar ni acceso a terrenos para poder edificar. Sabemos que existe una casa hogar pero que está cerrada. Está claro que hay problemas con menores que roban o que hacen destrozos, pero que no hay herramientas para trabajar en la contención porque fueron desarticuladas y no tenemos forma de recuperarlas. Tampoco se generan mecanismos para poder actuar sobre esas infancias que quedan libradas a su suerte y que no pueden ser atendidos por los adultos que están preocupados por conseguir dinero para mantenerse. Entonces estamos con todas estas encrucijadas y analizando lo que produce el individualismo que se impuso y se hace muy difícil generar comunidad cuando hay una franja de la sociedad que está muy convencida que la salida es de a uno, aplastando al resto y eso se hizo carne en mucha gente por lo tanto se torna muy difícil de desarmar”.
¿En parte, Milei es el producto de una reacción al avance del feminismo?
“A todo esto lo vemos como una gran reacción de todo lo que vino generando en los últimos años el avance de la idea de las mujeres en cuanto a poner en perspectiva la importancia del cuidado, que es una cuestión social y no solo una obligación de las mujeres que paren a sus hijos. El cuidado debe tomar un lugar de relevancia en la comunidad, más allá de todas las temáticas que el feminismo viene posicionando. Creo que esas revoluciones que se plantearon, que son muy resistidas, sacudieron a la sociedad que no quiere integrarse para generar seres humanos más sanos para que vivan en comunidad. Así que estamos en medio de esta cuestión de mirar lo que está pasando pero al mismo tiempo tratamos de buscar salidas posibles”.
¿Cómo influye el Presidente Milei con sus discursos violentos, que circulan desde arriba hacia abajo?
“Veo espacios y personas planteando estrategias, generando comunidad y acciones alternativas a esta destrucción del Estado que lleva adelante Milei, entonces noto como un panorama que desespera por un lado pero que da esperanzas por otro. Yo no recuerdo discursos tan violentos como los que escucho hoy de parte del Presidente que debería ser el adulto responsable de esta gran familia que es la Argentina. Milei tendría que estar en otro nivel de diálogo pero no lo está y genera una gran violencia que se ve, que baja al resto de la sociedad en actos como lo fue el asesinato de las lesbianas en Barracas. Eso está avalado por el discurso del Presidente que retrocede en una cuestión que ya había sido saldada porque la diversidad no es sinónimo de enfermedad sino que es todo lo contrario. Eso es discriminar jerárquicamente a la diversidad y lo ejecutan personas jóvenes con plena conciencia de lo que están haciendo. Hay lugares donde esa violencia impregna profundamente”.