Néstor Mahmud, artista visual y percusionista, le dijo a Días de Areco que la cultura popular es muy rica en San Antonio de Areco y que genera arraigo. Para esto tomó como ejemplo el show de La Furia, que se convirtió un clásico cada 1° de enero.
En una entrevista muy interesante, el integrante de Piel Canela manifestó que el arte tiene un fuerte contenido social y que los artistas ofrecen algo, como una semilla que después crece con el tiempo.
¿La cultura genera arraigo?
“La riqueza cultural que tiene San Antonio de Areco arraiga a la gente. Tomo el ejemplo de La Furia, que hace 11 años que hace su show cada 1° de enero y cada vez fomentan más la participación comunitaria porque esa noche va una familia entera, con su heladerita, con su reposera y los músicos no venden nada porque no hacen una cantina sino que es solamente un regalo para recibir el año nuevo con un espectáculo de calidad. Pero después vas otro fin de semana y ves tocar a La Crème, te encontrás con Piel Canela y Deon Almacor en el Cine Vieytes junto a la gente de un jardín y todos se pusieron al hombro la organización. Ahí ves un abanico de espectáculos que hace que el vecino de Areco no tenga que ir a buscar afuera espectáculos de nivel artísticos sino que están acá”.
¿Por qué toma como ejemplo a La Furia y su festejo de año nuevo, que se convirtió en un clásico popular?
“Porque eso contagia al resto. Quieras o no se va contagiando porque si viste que un artista compañero montó un show terrible, eso a vos te interpela no para competir pero sí para hacer algo copado, que esté bueno. Vuelvo al caso de La Furia porque me sorprendió el día que salía de casa con mis familiares y veíamos gente que iba caminando hasta la costanera para verlos. Hubo familias enteras que caminaron 40 cuadras para verlos. Era la juventud pero también había gente grande. Otra cosa que rescato de esa noche es que no hubo ningún problema a pesar de que juntaron casi 7000 personas, prácticamente sin presencia de policía y con una organización autogestiva”.
¿La música tiene un fin o mejor dicho un contenido social?
“Siempre la música me generó una inquietud social. Hacer arte para compartirlo y para sacarlo a la calle. Con eso ya está porque te empiezan a interpelar, se genera el diálogo, uno se va empapando de lo que dice el otro para debatir e ir viendo quién ayuda y quién no, quiénes ponen palos en la rueda. Hay situaciones que te hermanan porque muchas veces reaccionamos todos de manera colectiva. Así pasó cuando solicitamos el permiso para tocar en el río pero lo denegaron solo porque sí. Entonces con los Berracos y con otra gente de la música hicimos el show igual, fuimos para adelante, la pasamos bien. Ahí reaccionamos todos de una buena manera, haciendo lo que sabemos hacer”.
¿El arte siempre deja un mensaje pensando en el futuro?
“Uno siente (hablo por mí pero sé que le pasa a todos los artistas) que cuando genera algo en la calle o en el escenario está plantando una semilla porque no sabe qué pibe o qué piba te está mirando. Son momentos de aprendizaje para el otro para uno también. Me gusta quedarme con esa idea cuando voy a pintar un mural o cuando toco en una banda, que siempre que hacemos un show estamos regalando algo que va a seguir creciendo con el tiempo. Así me pasa siempre que hago una exposición de mis dibujos o cuando toco en un escenario”.