En octubre de 2019, al comienzo de la campaña preelectoral, el actual Intendente Francisco Ratto también encabezó un acto de Juntos por el Cambio en el salón del Centro de Jubilados donde planteó los principales ejes de su propuesta política pensando en un futuro gobierno para San Antonio de Areco.

En aquella tarde, Ratto arrancó su discurso, que se extendió por más de 40 minutos, hablando de que había que mejorar la relación de los vecinos con el Municipio porque estaba muy tensa y que también había que poner normas de convivencia porque era un caos, casi una anarquía.

Textualmente, el por entonces candidato macrista, dijo lo siguiente: “Nosotros pensamos en el bien común y en la comunidad de San Antonio de Areco por eso proponemos tres ejes de campaña que son: Vos y el Municipio, que es cómo mejorar la relación con el vecino que desde hace años está muy tensa. La Municipalidad de San Antonio de Areco es un problema para los vecinos, que están incómodos y queremos que dejen de estarlo. También necesitamos un montón de normas de convivencia para el día a día porque hay que ordenar muchísimas cosas porque hoy es un caos, una especie de anarquía. Pero también pensamos en el desarrollo, de cómo vamos a crecer porque nosotros nos preparamos para gobernar por lo tanto tenemos que pensar en el corto, en el mediano y en largo plazo”.

Pero veamos cuál es el saldo de cuatro años de gestión de Juntos por el Cambio al frente de la Municipalidad para compararlo con lo prometido en campaña.

En marzo de 2020, en plena pandemia de Covid 19, el Intendente desalojó a la Escuela de Arte Gustavo Chertudi y enarbolando la bandera de salud vs educación abrió un conflicto prolongado con un sector de la comunidad educativa que finalmente saldó la justicia cuando dos años más tarde ordenó que la Municipalidad debía devolver el edificio.

En septiembre del mencionado año, los trabajadores de salud autoconvocados marcharon por la calle Lavalle, desde el Hospital Zerboni hasta las puertas del Municipio, reclamando mejoras en sus salarios. Ese fue el primer eslabón de una larga cadenas de conflictos entre el gobierno y los empleados públicos locales que incluyó una carpa montada a lo largo de 10 días frente al nosocomio y en febrero de 2023 una semana entera de paro total con quema de gomas de una magnitud casi nunca vista por estos pagos. En cuatro años el recorte sobre los salarios municipales fue feroz y perdieron casi el 60% de su poder de compra.

A finales de 2020 el colectivo de artistas populares organizó en la Plaza Ruiz de Arellano las Peñas Emergentes como modalidad de protesta callejera contra las políticas culturales de Ratto. En los últimos carnavales las murgas nos participaron de la fiesta popular por excelencia que tuvo el número de inscriptos más bajo de la historia reciente.

En noviembre de 2022, días después del femicidio de una joven vecina, una multitud se reunió en la misma plaza y caminó por las calles del centro comercial de la ciudad reclamando políticas públicas que atiendan la cuestión de género. Desde octubre de 2021 se registraron 3 femicidios y 5 suicidios. Una cifra escalofriante para una comunidad como la nuestra.

El 1° de  mayo de 2023 hubo otra movilización multitudinaria convocada para reclamar justicia para las víctimas y un programa local de acción efectivo ante las repetidas muertes en la vía pública de personas indefensas, arroyadas por vehículos que circulaban a gran velocidad por los accesos a Vagues y Dr. Durán.

Podríamos tomar otros ejemplos pero la distancia entre las promesas de Francisco Ratto en tiempos de campaña preelectoral y las concreciones en este rubro es abismal y está a la vista de aquel que simplemente la quiera ver.

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