El médico psiquiatra Luis Giménez le planteó a Días de Areco la influencia de determinantes sociales y de ciertos factores culturales en la salud mental, entre los que enumeró a la pobreza, el estrés y el maltrato infantil.
Giménez es especialista en salud pública y ejerció como Director Asociado en el hospital Esteves de Lomas de Zamora y estuvo al frente del servicio de salud mental del hospital Pirovano de la Cuidad Autónoma de Buenos Aires.
¿Existen determinantes, que podríamos definir como sociales, sobre la enfermedad mental?
“Me gustaría hablar de cuáles son los determinantes sociales de la enfermedad mental pero también tenemos que agregar los determinantes culturales. Por un lado tenemos las principales patologías y las que han ido aumentando: las depresiones, una de las consecuencias trágicas de las depresiones que son los suicidios, los trastornos de ansiedad, la violencia, las adicciones, los trastornos escolares en cuanto a los problemas de aprendizaje. Pero si a todo esto que viene en aumento le sumamos los determinantes sociales de la enfermedad mental, el panorama no es bueno y la cuestión pasa por poder hablarlo para prepararnos de la mejor manera posible”.
¿Específicamente qué son esos determinantes sociales?
“Me voy a referir a tres grandes determinantes sociales. Uno es el tema de la pobreza, que tiene mucho que ver con la salud mental pero de eso se profundiza y se habla muy poco. Otro es el estrés, que es un fenómeno que va creciendo con un fuerte impacto en la salud biológica y en los distintos sistemas del organismo y el tercero es el maltrato y el abuso infantil, que tiene muchísima importancia en el desencadenamiento y en la evolución de ciertas patologías”.
¿Cómo influye la pobreza en la salud mental?
“En primer lugar podemos ver cómo la pobreza influye directamente en una mala nutrición. Hay cerebros que son mal nutridos desde la alimentación materna, desde que el bebé está en la panza de la mamá y desde que nace. Esa mala alimentación materno infantil produce efectos deletéreos y perniciosos con un mal desarrollo de la actividad cerebral porque el cerebro humano se desarrolla plenamente durante los dos primeros años de vida. Si tenemos pobreza va a haber una mal nutrición e inclusive desnutrición por lo tanto hay estudios que hablan que hasta un 40% de ese cerebro no se va a desarrollar adecuadamente y va a dar lugar a un mayor número de patologías psiquiátricas y a una mayor debilidad mental. Esto ya nos ubica en un panorama muy complicado”.
El estrés, un factor determinante
¿Cómo es el caso del estrés?
“El otro tema que viene desde afuera, que no tiene que ver directamente con lo biológico, es el estrés que también tiene que ver con una desregulación de diferentes núcleos cerebrales pero está relacionados con factores que se llaman estresógenos, cosa que ya estamos viviendo pero que se están profundizando. El estrés produce impactos negativos sobre el cuerpo, básicamente sobre el aparato cardiovascular, el musculo esquelético y el sistema gastrointestinal. Los cardiólogos han comprobado últimamente que los infartos tienen un alto componente de estrés como un factor de riego que se suma a los cinco clásicos que son la hipertensión arterial, el tabaquismo, el sedentarismo, la obesidad y el colesterol. Ahora el estrés ocupa un rango cada vez más alto y hay estudios que lo colocan como el factor más importante en la producción de infartos de miocardio. Esto es solo para dar un ejemplo de lo que produce el estrés, por eso nuestros cuerpos se están enfermando más que antes”.
Usted habló de tres factores sociales…
“Sí y el tercer factor que nombré al principio es el tema del maltrato infantil que incluye el abuso infantil. Sobre esto existen estadísticas de UNICEF que son impresionantes y que realmente alarman aún en una ciudad pequeña como la nuestra. Muchas veces encontramos esto en pacientes adultos, cuando pueden entrar en una buena empatía con el profesional y se establece una buena relación con ellos. Ahí es donde cuentan que habían sufrido maltrato o abusos en su infancia. Es decir que son cosas que quedan, que son muy traumáticas, deterioran a determinados sectores del aparato psíquico y determinan que después aparezcan ciertas patologías”.
El rol central de lo cultural
También mencionó que existen factores culturales que inciden en la salud mental…
“Los factores culturales están afectados desde hace mucho por lo que llamamos cadenas traumáticas que generan un malestar permanente. Actualmente están afectados por la inflación, por el constante aumento de precios que produce irritación, cansancio, enojo, desasosiego, resignación, violencia y va creando un dolor y un debilitamiento de la estructura psíquica con las consecuencias que esto acarrea. Esto se suma a otros momentos de traumatismo social y psíquico que vivió la Argentina como lo fueron la dictadura, la guerra de Malvinas, la híperinflación de 1989-90 y la crisis de 2001, que rompieron los lazos sociales, con un fuerte impacto de la pobreza sobre el desarrollo cerebral y biológico determinando los comportamientos posteriores. Cuando esos traumas se van repitiendo, llega un momento que la estructura psíquica ya no puede resistir más y las salidas de ese estado son varias pero ninguna demasiado buena porque pueden producirse patologías y situaciones de aislamiento, como ocurrió durante la pandemia donde muchos jóvenes quedaron capturados por las redes sociales que ya son parte de sus vidas. Acá podríamos hablar de una mala nutrición psíquica producto de lo que pasó con la adolescencia durante la pandemia y su actual relación con las redes sociales”.
¿En qué sentido utiliza el término cultura?
“Tenemos que entender en qué tipo de cultura estamos funcionando y acá no hablamos de conocimientos ni de gustos artísticos sino en cuanto al funcionamiento de una comunidad, bajo qué pautas culturales lo está haciendo. La cultura, para los antropólogos, incluye valores, costumbres y creencias que organizan una forma de vivir y son particulares de cada lugar. Actualmente estamos viendo que se están consolidando signos y modos de vivir concretos donde ya no se reconoce al otro como un igual, con sectores sociales que se sienten superiores a los otros. En el caso del tema de género hay hombres que se sienten superiores a las mujeres y está íntimamente relacionado con la violencia de género y los femicidios. Hay culturas que son conservadoras, con todo lo que eso implica, con sectores sociales que se sienten superiores a otros y eso trae muchas consecuencias. También se ve un aumento de la crueldad como antes no se veía. Vemos a personas o a determinados sectores sociales que son realmente crueles con los demás y eso es un claro retroceso”.