Con los seis tantos que anotó en el reciente Torneo Apertura, Joaquín Hernández estiró su cuenta a 153 goles en una larga campaña que comenzó vistiendo la casaca de Rivadavia en 1998. Con esta cifra se colocó tercero en la tabla histórica de goleadores de la Liga Deportiva, a solo cinco de distancia del segundo, Salvador Direnzo, que convirtió 158. Walter Cobo con 174 es el máximo artillero de todos los tiempos.
Hernández anotó 147 goles en Rivadavia y 6 cuando jugó para Unidos en Sarmiento en 2019 y vale decir que en esta cuenta no se contabilizan los tantos que señaló jugando torneos regionales, ni la Copa Federación (en 2006 fue campeón con Huracán) ni en Mercedes cuando militó para El Frontón de San Andrés de Giles. Además, si recordamos que Joaquín estuvo suspendido desde finales de 2000 hasta comienzos de 2005, podemos pensar que hubiera ampliado de manera fabulosa la cantidad de goles en su haber.
El año pasado, en medio de la pandemia de Covid 19, Hernández superó en la tabla histórica a Julio Rossich, que fue autor de 141 goles en toda su dilatada carrera.
A esta altura yo no son muchas las cosas originales que se puede decir de Joaquín Hernández. Un jugador talentoso, sumamente hábil, siempre bien entrenado, líder de su equipo, con mentalidad ganadora y letal cuando se arrima al arco rival porque tiene una enorme variedad de recursos para definir una jugada.
En el primer semestre de 2022 jugó un poco más retrasado, dedicado a la creación de juego, al armado de la maniobra ofensiva y buscando la sociedad con el zurdo Alejandro Luque, pero esta posición no le redujo su cuota goleadora.
Los hinchas de Rivadavia, que lo ubican en el lugar de ídolo máximo que le corresponde, ya pintaron una bandera con números para ir tachando los goles que la faltan para superar a Direnzo. Una meta que parece posible de alcanzar.