Ayer, antes más de 1600 espectadores que colmaron las tribunas del centenario Estadio Enrique Fitte, Huracán le ganó 2 a 1 a River Plate y se consagró campeón del Torneo Apertura 2024 que organiza la Liga Deportiva.
La final tuvo un arranque explosivo porque al minuto el capitán Ramón Basombrío clavó un derechazo cruzado en el arco que da espaldas a la calle Fitte y puso en ventaja al Globito, pero a los 5’ Gabriel Fantilli estableció el empate con un disparo violento tras aprovechar una serie de rebotes en el área del frigorífico.
El público vibraba porque el comienzo de la contienda ardía en llamas ya que el elenco de la Plaza Belgrano fue un torbellino lanzado contra Juan Cicarella pero Huracán aguantó a pie firme hasta que pasara el temblor apoyado en la personalidad de Luciano Gómez.
En ese corto tramo, el cuadro que dirige Enzo Canali, que esta vez solo dispuso las marcas hombre a hombre de Mateo Antonijevic sobre Marcos Camargo y de Lucas Inzaurralde que fue arriba de Tomás Risso, logró hacer valer la intensidad de su ritmo con la lozana vitalidad de Luis Maggio revoloteando por toda la cancha, con Ignacio Jacquet adelantado por derecha, con Fantilli apretando en el círculo central, con Luciano Conti recostado como puntero y con Cristian Rodríguez y Santiago Cicarelli como doble punta de lanza.
Lentamente el Globo se fue afianzando en la cueva con un esfuerzo colectivo muy solidario para cerrar espacios que le permitió ir ganando cada vez más metros en el terreno hasta llevarlo a River Plate lejos de su arco.
En esa labor bien coordinada, el mayor de los Basombrío y Marcos Jové le pusieron candado a los laterales, Ramiro Lavignole se afirmó en el fondo, Nicolás Mendizábal patrulló delante de los zagueros, Facundo Filipelli y Pedro Basombrío hicieron un gran gasto de energías, Joaquín Sills se hizo fuerte en la zona media y el mercedino Camargo y Risso bajaron para colaboraron con sus volantes para hacer más denso el bloque defensivo.
Sobre los 20 minutos de esa etapa inicial Huracán consiguió neutralizar a su enjundioso rival y llevó el partido al plano que más le convenía, jugando a menor velocidad, cuidando el destino de la pelota con Sills con eje muy prolijo, más la potencia de Camargo y la habilidad de Risso para inquietar a los defensores de River Plate.
A los 44’ el ya mencionado Risso, goleador del certamen con 14 tantos, marcó el 2 a 1 con un cabezazo cruzado que desorientó a la formación de la banda roja que sintió el impacto y por escasos centímetros el corpulento Gómez se perdió el tercero porque su frentazo se fue apenas desviado.
Durante el primer tramo del complemento daba la sensación que el rojinegro tenía todo bajo control porque ocupaba bien la cancha, frenaba a su adversario a la salida del anillo medio, Gómez manejaba los movimientos en la retaguardia y le sobraba aire en los pulmones para correr y trabar las acciones en la zona de gestación pero a los 16’ Maggio estrelló un derechazo terrible en el palo y River Plate despertó con una reacción corajuda, cargada de dignidad y con los dientes apretados encerró al Globito en las inmediaciones de su área.
En ese rato fue importante el ingreso de Thomás Cufré, que se paró por derecha y contagió optimismo pero también se hicieron notar el empuje de Inzaurralde, la bravura de Antonijevic y el temperamento de Tomás Portillo que empuñaron la lanza y se fueron a buscar el empate que mantuviera viva las esperanzas de quebrar el rumbo de una historia que se presentaba como muy complicada.
Huracán se acurrucó en el fondo, se amuró a cal y canto en las puertas del cuadro mayor y Juan Rivero apeló al ingreso de Nicolás De Felice, un verdadero símbolo de los “leones de la Plaza Gómez” para que aportara su experiencia en un momento crucial del encuentro.
River Plate, conducido por el interminable Luis Maggio, redobló sus embestidas y Cicarelli tuvo el 2 a 2 cuando faltaban 12 minutos pero su tiro voló por arriba del horizontal. Ese gol casi hecho pero perdido fue mucho para los muchachos de Canali que se quedaron con un jugador menos porque a los 40’ vio la roja Gabriel Fantilli, un chico que tiene un porvenir enorme.
Después de ese puñado de sustos, Huracán se sintió campeón porque Valentín Griguelo, que reemplazó a Filipelli, Risso, Camargo, más tarde sustituido por Lautaro Contreras y el menor de los hermanos Basombrío ensayaron alguna corrida de contragolpe porque los de la Plaza Belgrano se habían jugado enteros en la ofensiva y se desamaron atrás.
La última pitada del árbitro Walter López, que solo dejó para la polémica una pelota que en plena área del Globito pegó en la mano de Filipelli, desató el festejó y la alegría sin freno de los jugadores y de los hinchas rojinegros que se prolongaron hasta la madrugada del lunes. Está bien que Huracán celebre porque ganó el campeonato en muy buena ley.
Huracán: Juan Cicarella (7); Ramón Basombrio (7), Ramiro Lavignole (7), Luciano Gómez (8) y Marcos Jové (7); Facundo Filipelli (7) (luego Valentín Griguelo), Nicolás Mendizábal (7) (reemplazado por Nicolás De Felice 7), Joaquín Sills (8) y Pedro Basombrío (7) (sustituido por Felipe Novillo); Tomás Risso (7) y Marcos Camargo (7) (luego Lautaro Contreras. DT: Juan Rivero.
River Plate: Jeremías Calabrono (5); Ignacio Jacquet (6) (reemplazado por Thomás Cufré 7), Tomás Portillo (7), Mateo Antonijevic (7) y Lucas Inzaurralde (7); Luciano Conti (6), Gabriel Fantilli (7), Máximo Griego (6) (más tarde Joaquín Yacoy) y Luis Maggio (7); Cristián Rodríguez (6) y Santiago Cicarelli (6) (luego Juan Canaveri). DT: Enzo Canali.
Goles: 1’ Ramón Basombrio (H), 5’ Fantilli (RP) y 44’ Risso (H).
Juez: Walter López.
Expulsado: 85’ Fantilli (RP).
Público: 1600 personas.
La Figura: Luciano Gómez (8) de Huracán.
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