A lo largo de la historia hubo varios momentos donde las autoridades políticas de San Antonio de Areco debieron tomar determinaciones importantes con respecto al suministro de energía eléctrica para la población y promover su desarrollo.
En 1900 comenzó a funcionar, en la esquina de Alsina y Matheu, la usina que era administrada por la Sociedad Anónima del alumbrado eléctrico. Esta entidad, integrada por un grupo de vecinos reconocidos en la comunidad de entonces como Juan Casso, Domingo Pazzaglia, Pio Lavallén y Bernardo Laclau, se disolvió a finales de 1926 cuando venció el contrato de concesión otorgado por el municipio y poco tiempo después le vendió todas sus instalaciones a la Compañía Anglo Argentina de Electricidad, una empresa privada de capitales ingleses, que más tarde se convirtió en la Compañía de Electricidad del Sud Argentino (CESA).
A finales de la década del 20, el Concejo Deliberante, con amplia mayoría de componentes de la Unión Cívica Radical, constituyó una comisión especial con la finalidad de conformar una cooperativa de electricidad debido a los conflictos permanentes que planteaban los vecinos y el comercio por el alto costo de la energía eléctrica que les cobraba la compañía extrajera.
Si bien es cierto que la Cooperativa Popular de Luz y Fuerza se fundó en 1932, recién tomó a cargo la concesión del servicio de provisión de energía eléctrica a mediados de 1936, cuando terminó de construir su edificio en la calle Moreno, sede donde instaló los equipos generadores. José Antonio Güiraldes fue el intendente que rompió el contrato con la compañía inglesa y con la aprobación del Concejo Deliberante firmó uno nuevo con la flamante cooperativa.
En 1965, en una época donde la creciente industrialización de San Antonio de Areco (con empresas como Penn Controls, Don Segundo, Terza Hermanos y el frigorífico en plena expansión), aumentó considerablemente la demanda de energía, una asamblea popular resolvió que la Cooperativa de Luz y Fuerza dejara de generar electricidad por su cuenta, se conectara a las redes de DEBA (Dirección de Energía de Buenos Aires) y se convirtiera exclusivamente en distribuidora.
Desde ese entonces entró en funciones la planta trasformadora de Azcuénaga y Avenida Smith, antigua traza original de la ruta nacional 8. El Presidente del Consejo de Administración era Aquiles Pazzaglia y el Intendente era su correligionario Rodolfo Idiart. Poco tiempo después, la Cooperativa de Luz de Villa Lía tomó la misma decisión.
En abril 2001, la CEOSP inauguró la ampliación de esta planta trasformadora, obra en la que invirtió un millón de pesos – dólares de cuando todavía estaba vigente la ley de convertibilidad. De este hecho pasaron ya más de 21 años y un nuevo pico de demanda obliga a una nueva ampliación de la oferta de energía eléctrica para salir de este “cuello de botella” energético que recorta al máximo las posibilidades de crecimiento de nuestra comunidad.
Sisi.pero ahora la ampliación está paga y no la quieren.y la plata la pone la provincia.