El sábado falleció a los 80 años Carlos Alberto Mercado, un histórico defensor de la cultura de nuestro pueblo y quien ocupara entre otros cargos el de Director de Cultura del Municipio durante la gestión de Beto Sorchilli.
Padre de los músicos y artistas Federico y Manuel Mercado, Carlitos, como era conocido en el vecindario, transitó su vida siempre muy vinculado al quehacer cultural.
Gabriel Eterovich los acompañó en la gestión municipal y compartió con él una entrañable amistad. A continuación compartimos sus palabras en el responso de Mercado ayer por la mañana:
“… Como diría el recordado Tito Perez, cuyo duende circula por aquí … “la piadosa tarea de despedir a nuestros seres queridos…”
Al final de los años 70 el Salón Guerrico se colmaba cada fin de semana por la presencia de figuras de primer nivel nacional de diversos rubros, cuando 15 años después el querido Beto Sorchilli me convoca para sumar mi humildísimo aporte a su equipo; no dudé un instante que mi aceptación tenía que ir ligada a que Carlos volviera a Cultura y trabajáramos juntos. Así, formamos un equipo que le ofreció a nuestra comunidad un espectáculo semanal de calidad superlativa sea en danza, plástica, teatro, música popular, lírica o clásica, conferencias o charlas magistrales, etc; ampliamos y descentralizamos los talleres de cultura, impulsamos la Asociación de Turismo y varios etcéteras más…
Con el Comodoro Güiraldes, los tres, trabajamos muy mucho para que NUESTRO querido templo sea Monumento Histórico Nacional…
Carlos presentaba las conferencias o los espectáculos con un ascetismo envidiable, dejando en claro que el artista, el verdadero convocante iba a ser quien lo sucedía; también, cuando el personal de maestranza no podía percibir horas extras, no se le caía ningún anillo barriendo él mismo el Salón Guerrico a las tres de la tarde, y si ese viernes no podían salir todos los cheques necesarios; sin cambiar siquiera el tono de su rostro el dinero se hacía presente… de su propio bolsillo…
Después de las elecciones de 1999 casi que le rogaron que se quedase (a él sólo) y hasta yo mismo le insistí: “Quedate Carlitos, te gusta, sabés, te sale bien…” pero sabía que mis palabras también iban destinadas al fracaso, él era un hombre ÉTICO (palabra hoy rancia y casi irrisoria) y por ende, el ofrecimiento y su negativa eran no negociables.
A la hora de escribir, sin zancadillas ni ocultamientos ladinos, la historia de la cultura y el desarrollo del Turismo en San Antonio de Areco su nombre quedará inscripto con letras invictas… de honestidad, talento y dedicación.
En nuestra humilde emisora cultural siempre estuvo presente… engalanándonos con su voz y sus conocimientos, con su escucha atenta y afectiva y sus nutricias colaboraciones.
En el plano de la amistad personal, en la reunión semanal extrañaremos su humor singular, su actitud templada pero positiva, su mirada colmada de ternura por aquel Areco que hoy no está… la presencia de Carlitos invitaba a aprender, sin declamaciones ni juicios proféticos, hablaba sin levantar la voz, con ideas claras expuestas con serenidad como dando permisos para comentarios laterales o enmiendas.
Ante la brutalidad que hoy está de moda y la rusticidad del “sálvese quien pueda” encontró el estoicismo conceptual para deglutir nuestro amargo presente. Su caridad, siempre me pareció evangélica (aquello de … “que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha”); nunca alardeó ni siquiera comentó un favor; aunque los hizo… y muchos.
La orfandad que se nos presenta hoy con su transición; menguará en la permanente recordación; desde el humor naif hasta ese dato (desconocido por todos y absolutamente veraz) que apuntaba con precisión. Aunque le gustaba mucho hablar. Sabía escuchar … y lo hacía con cariño y respeto…
Carlos hermano… sólo esa inmanente presencia del haber sabido sembrar en tierra fértil nos seguirá ayudando en este sendero, a vos, ya seguro, te espera esa paz completa que te esforzaste por cultivar aquí…
Palabras de Gabriel Eterovich pronunciadas en el responso de Carlos Alberto Mercado, en el templo parroquial San Antonio de Padua, en San Antonio de Areco, en la mañana del 2 de marzo de 2025.