Dentro del ciclo de entrevistas pensado para recordar los 40 años de la recuperación de la democracia, Días de Areco mantuvo una conversación muy profunda con Fernando Fernández sobre la militancia política de comienzos de la década del 70 que compartió con las víctimas del terrorismo de estado Luis Dimattía y Emilio Barletti, con quienes mantuvo además un estrecho vínculo de amistad.

A lo largo del diálogo, Fernández también habló sobre Alfredo Kelly, sacerdote asesinado en la Masacre de San Patricio del 4 de julio de 1976, que es recordado por muchos vecinos de San Antonio de Areco.

¿Qué sensaciones le dispara un nuevo aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976?

“El aniversario del golpe de Estado de 1976 es una fecha muy sentida por todos y en particular la guardo bien adentro porque era muy amigo de algunos de ellos. Emilio Barletti nació el 22 de noviembre, Luis Dimattía el 6 de noviembre y yo el 22 de diciembre de 1952. Solo por eso uno ya siente como un lazo por las fechas pero también por haber compartido tanto tiempo en el secundario donde hicimos una vida muy fraterna. Yo no era un gran estudiante pero Emilio y Luis sí lo eran, quizá porque las madres eran maestras y les resultaba un poco más accesible entender la importancia del estudio. Después el salto a la universidad fue fundamental, cosa que pasó en enero de 1971”.

¿Qué cambió en ustedes la llegada a la universidad?

“La universidad era un ambiente altamente politizado en las etapas finales de una dictadura y ahí fue donde descubrimos el mundo de la política. Siempre recuerdo que ya en primer año fui miembro del Centro de Estudiantes. De ese entonces son imborrables las charlas que teníamos con Luis Dimattia, con el que viví un año en La Plata y con Emilio cuando nos encontrábamos los fines de semana, acá en Areco. No hacíamos otra cosa que hablar de política porque había como una vocación de participación muy fuerte. Luego, con el transcurso de los años, cada uno fue tratando de canalizar esa vocación en alguna actividad. Emilio fue una persona muy comprometida y Luis también, de hecho que cuando estaba en sexto año de la carrera era el presidente del Centro de Estudiantes de Medicina”.

¿Cómo era, qué características tuvo, esa militancia de principios de los años 70?

“Emilio y yo teníamos una fuerte formación cristiana pero Luis era más materialista dialectico y se enroló en la Federación Juvenil Comunista y en el Movimiento de Orientación Reformista en la universidad. O sea que teníamos una divergencia fuerte a pesar de haber hecho un recorrido en común. Empezamos en el radicalismo y después en el peronismo, que en el 73 era muy fuerte, como una avalancha. Luis nunca militó en Areco pero Emilio y yo militábamos en la Agrupación 17 de Noviembre. En el radicalismo intentamos con Tito Domínguez y luego con el peronismo con toda esa historia que ya se conoce. Me gusta rescatar esta etapa porque era la embrionaria en nuestro inicio en la política con las diferencias de compromiso que me separan de Luis, de Emilio y de Luis Roberto, que era más grande que nosotros. Recuerdo ese tiempo porque compartir muchas cosas con ellos: almuerzos, charlas, discusiones, peñas hasta que pasó lo que pasó en el 76”.

El sacerdote Alfy Kelly también fue un hombre importante de aquel momento e íntimamente ligado a San Antonio de Areco…

“Sí, y algo muy importante de Alfy Kelly es que en su época compartió mucho con Horacio Cadel, que eran dos jóvenes sacerdotes muy comprometidos con los nuevos aires de la iglesia post Concilio Vaticano II, Puebla, Medellín. Ambos tenían un proyecto común en San Antonio de Areco. En la parroquia de Belgrano hay muchas cartas muy lindas con discusiones entre ellos. Creo que Kelly fue víctima de ese contexto si bien nunca tuvo una militancia política porque su militancia era el evangelio puro con un fuerte compromiso cristiano. Emilio Barletti y Luis Roberto, que se había formado con el padre Cadel, tenían una impronta cristiana porque en aquella época la Iglesia jugó un rol muy importante en contener jóvenes y formar grupos. Kelly escuchaba mucho a los jóvenes porque además tenía un proyecto para incorporar a la Iglesia en la comunidad. Te podría decir que fui un testigo privilegiado de lo que hicieron estos grandes hombres aunque me separa una gran distancia en términos de compromiso y dedicación pero si puedo hablar de aquella época”.

¿El terrorismo de Estado también dejo sus huellas en los familiares de las víctimas?

“Las victimas del terrorismo de Estado, en número, son muchas más. Por ejemplo en el caso de Luis Dimattía, sus padres murieron buscándolo pero con una vida amargada porque eso los liquidó. Luis Roberto era hijo único y sus padres sintieron que les habían arrancado un pedazo grande y así con todos. Atrás de un desaparecido hay varios desaparecidos más. Obviamente que es necesario hacer una autocrítica si aquella era la militancia que había que tener. Nosotros vivíamos discutiendo de política, buscando alternativas aunque Emilio nunca dejó los grupos cristianos porque esa era su fuente de inspiración y de compromiso. Emilio entendía que la política era una herramienta importantísima para mejorar la sociedad. Fue una linda experiencia pero claro está, para el que la puede contar”.

Un comentario en ««Fui un testigo privilegiado de lo que hicieron estos grandes hombres»»
  1. Muchas gracias por la nota. Excelente memoria y reflexión. Me gustaría saber si Fernando Fernández, que conoció tan cercanamente al padre Kelly, recuerda si éste tuvo trato con el padre Denis Fitzpatrick, sacerdote irlandés que estuvo en el Obispado de San Nicolás a partir de mediados de la década de 1970.
    Eduardo Cormick

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