Ayer, de a ratos bajo la lluvia, San Carlos y San Patricio empataron 2 a 2 el cotejo de ida por la final del Torneo Clausura 2022 que organiza la Liga Deportiva. El fin de semana venidero jugarán la revancha en el Estadio Enrique Fitte.
Fue un verdadero duelo de estilos, intenso, vibrante, con variantes en el desarrollo y en el tanteador, en una cancha rápida, mojada, con barro en algunos sectores, con mucho público en las tribunas a pesar del mal clima y la sensación general de que la definición quedó abierta para los próximos 90 minutos.
San Patricio arrancó mejor, sereno, haciendo correr la pelota con pases cortos, con Rodrigo Gómez como eje y con las gambetas de Juan Bolea para intentar el desequilibro. De movida y en contrapartida, San Carlos insinuó su fútbol de presión, de marca encima y de pelotazos largos. Ese comienzo fue parejo casi sin llegadas de peligro para los arqueros.
A partir de los 20 minutos el equipo de Julio Rossich se acomodó táctica y colectivamente. Joaquín Rabellino, de gran actuación y Fabricio Vuagniaux, con la asistencia de líbero Matías Mansilla, controlaron a los delanteros rivales. Alan Fernández y Tomás Pastor coparon con su dinámica la mitad de la cancha. El potente Nazareno Carrasco abrió el frente de ataque por la banda derecha. Ricardo Barrientos le agregó profundidad a su habitual potencia física. Juan Manuel Gómez Heredia fue como un fantasma que apareció por todos lados, sin ocupar una posición fija. Juan Demergasso aportó destellos de su inigualable talento y Bernardo Bernasconi no le dio un momento de tranquilidad a sus marcadores envistiendo una y otra vez en la puerta del área visitante.
Fue un pasaje largo de la contienda, entre los 20 y los 40 de la primera etapa, donde San Carlos se convirtió en un dominador absoluto porque ganó cada balón dividido, porque anticipo siempre, porque logró encerrar a San Patricio en las cercanías de un muy seguro Brian Rivello, porque tiró mil centros cruzados, cargados de pólvora y en uno de ellos, Bernasconi anotó el 1 a 0 cuando se jugaban 29 minutos.
¿Dónde estuvo el mérito de San Patricio en ese momento? En que jamás perdió la calma ni el orden más allá de que fue claramente superado. César Núñez, Agustín De Rosa y sobre todo Álvaro Gómez defendieron con valentía y aguantaron a pie firme hasta que pasó el temblor. Además, en el epílogo de la etapa, cuando el elenco verde levantó el pie del acelerador y le dio un respiro, Rodrigo Gómez estableció la igualdad con un cabezazo estupendo tras una sucesión de tiros de esquinas muy comprometidos para Martín Villanueva.
El complemento tuvo menos ritmo y se volvió un poco más lento, más interrumpido porque el rigor de la lucha, el esfuerzo que demandó y el campo de juego embarrado, se hicieron sentir en el cuerpo de los protagonistas, que fueron muy generosos a la hora de entregarse enteros, sin guardarse absolutamente nada.
Hubo lapsos donde el local siguió apretando, metiendo fuerte, cargando contra el arco rival con insistencia aunque sin demasiada claridad. Pero también hubo otros en los cuales el conjunto de Germán Mangieri encontró espacios para manejar la pelota con un mínimo grado de libertad. Por eso todo se tornó más equilibrado, impredecible.
Cerca de los 20 minutos Rossich decidió el ingreso de Sebastián Iturralde en lugar de Carrasco y más tarde redobló su apuesta ofensiva con la inclusión del zurdo Maximiliano Cruz por Pastor. Mangieri respondió con el cambio del enjundioso Martín Gignat por un agotado Joaquín Bolea y con un retoque táctico, colocando al mayor de los Gómez como doble 5, apenas unos metros delante de Matías Pigretti.
El reloj señalaba 24 minutos cuando Manuel Blanco recibió un pase de Gignat, emprendió una de sus típicas carreras con el balón pegado a su pie izquierdo y definió con un tiro potente para colocar el 2 a 1. Hasta esa maniobra, Rabellino había hecho una marcación implacable sobre el autor del segundo gol verde amarillo, pero Blanco hizo notar una vez más que es un hombre determinante aun entrando poco en escena.
El último tramo del encuentro alcanzó una elevada dosis de emoción porque San Carlos se jugó entero por el empate e inundó de pelotazos altos y cruzados el área de San Patricio. Vuagniaux subió por izquierda. Barrientos y Gómez Heredia fueron punteros. Cruz buscó el diálogo futbolístico con Demergasso. Rabellino empujó con coraje desde el fondo y los imponentes Bernasconi e Iturralde armaron una doble punta de lanza temible.
San Patricio se defendió con alma y vida. Álvaro Gómez fue un león en el combate cuerpo a cuerpo y rechazó mil pelotas complicadas. Emanuel López cerró su lateral. Núñez mostró todo su oficio de zaguero experimentado, acostumbrado a los partidos calientes. De Rosa derrochó garra y energías. Lorenzo Vidal y Pigretti trabajaron a destajo para tratar de contener el aluvión de camisetas blancas y verdes que se les venía encima. Rivello parecía invencible. Pero también Rodrigo Gómez pudo armar alguna jugada filosa de contragolpe y en un par de ocasiones a Blanco lo tuvieron que cortar con infracciones un poco subidas de tono.
A los 43’, luego de un córner envenenado que ejecutó Cruz, Rabellino, de atropellada, consiguió el empate definitivo, que además fue justo de acuerdo a los merecimientos que los dos habían acumulado durante una final durísima, electrizante, con tramos de buen fútbol y con un pronóstico difícil de plantear con vistas a la revancha.
San Carlos: Martín Villanueva (6); Joaquín Rabellino (8), Matías Mansilla (6) y Fabricio Vuagniaux (7); Nazareno Carrasco (6) (luego Sebastián Iturralde 6), Alan Fernández (7), Tomás Pastor (6) (reemplazado por Maximiliano Cruz 6), Ricardo Barrientos (7) y Juan Manuel Gómez Heredia (7); Juan Demergasso (7) y Bernardo Bernasconi (7). DT: Julio Rossich.
San Patricio: Brian Rivello (8); Emanuel López (7), César Núñez (7), Álvaro Gómez (8) y Agustín De Rosa (7); Lorenzo Vidal (6), Matías Pigretti (6), Rodrigo Gómez (7) y Juan Bolea (7) (sustituido por Carlos Bolea); Joaquín Bolea (6) (más tarde Martín Gignat 6) y Manuel Blanco (7). DT: Germán Mangieri.
Goles: 29’ Bernasconi (SC), 45’ Rodrigo Gómez (SP), 69’ Blanco (SP) y 88’ Rabellino (SC).
Juez: Javier Mihura.
Público: 650 personas.
La Figura: Álvaro Gómez (8) de San Patricio.