El Licenciado en Relaciones internacionales, Santiago Gasparro, analizó para Días de Areco la aparición de una ultra derecha política como fenómeno mundial que se refleja en la Argentina.
En su opinión, Gasparro comentó que Occidente atraviesa un empobrecimiento de los consensos democráticos, pacto que en Estados Unidos intentó romper Trump en 2021 cuando no quiso reconocer la derrota y sus seguidores tomaron el Capitolio.
¿En Occidente existe una polarización política y la aparición de una postura de ultra derecha?
“El reciente resultado en las elecciones de Estados Unidos nos habilita a pensar en algunas conclusiones. Lo mismo que el triunfo de Meloni en Italia, la caída del Primer Ministro en Gran Bretaña, el triunfo de Lula en Brasil porque son muchos acontecimientos que nos van pintando un panorama político pero si hay algo que tenemos que ver es el dinamismo con el que ocurren las cosas. Hoy vemos una atomización de posturas, de variantes, como microprocesos que van definiendo una coyuntura que se va viendo en las fuentes de información, en las redes sociales. En este contexto, en Occidente al menos, se ve lo que se llama un clivaje dentro del mismo sistema capitalista, una polarización muy marcada entre una extrema derecha, radicalizada, empresaria, con discursos muy fuertes para captar a la juventud, y por el otro lado posiciones más tradicionales, de centro izquierda, más pragmáticas, moderadas”.
¿Cómo se refleja esta situación en Argentina?
“En la Argentina tenemos un escenario político totalmente claro. No es solamente kirchnerismo –anti kirchnerismo sino que vemos una postura de aquellos sectores que hablan de una política inclusiva, basada en los derechos humanos, con un Estado participativo que intente incluir a la mayoría de la población en un proyecto común, pero por el otro lado tenemos posiciones que ya son de extrema derecha, que para mí son alarmantes porque tienen un discurso extremo de ese pensamiento neoliberal clásico. Cuando uno escucha a Macri, a Bullrich, a Milei nota que quieren dar una respuesta rápida a lo que la población les pide como la inflación y la seguridad por ejemplo. No sabemos qué va a pasar con la inflación y ante esta incógnita e incertidumbre la derecha responde que va a corregir la inseguridad con el ejército en la calle y a la inflación con un plan de shock que la elimine de cuajo o con una dolarización total de la economía. Esas puntas del discurso son muy entradoras, muy vendedoras para sectores de la población. Pero no dicen lo que realmente importa que es cómo lo van a hacer y cuánta gente va a quedar afuera del sistema con esas medidas y con ese proyecto de país. ¿A quiénes van a reprimir, a quiénes les van a sacar los planes sociales? Esto es peligroso”.
¿Qué pasa con Trump y con los Estados Unidos?
“En Estados Unidos no solo se debate la reconstrucción económica post pandemia sino que hay una lucha por la continuidad democrática. En eso están haciendo hincapié diversos sectores políticos de los Estados Unidos que repiten que el consenso democrático está en peligro a partir de la toma del Capitolio a finales de 2021 cuando Trump no quiso reconocer su derrota. Ese hecho intentó romper el acuerdo de respetar las instituciones democráticas, pase lo que pase, en un país con mucha tradición en ese sentido. Trump fue un outsider que cuando fue derrotado en las urnas quebró eso consenso democrático y eso en Estado Unidos no se permite como si pasó tantas veces en América Latina. Ahora en Brasil lo estamos viendo con Bolsonaro pero por el momento las distintas fuerzas políticas están manteniendo ese pacto democrático que arrancó a finales de los años 80. Cosas parecidas están pasando en Europa también porque en Gran Bretaña una ministra que quiso aplicar un mega ajuste de la economía apenas duró 45 días en el cargo pero su reemplazo proviene del riñón más extremo del partido conservador”.
¿Qué pasa en Argentina con ese consenso democrático pero sobre todo con la economía?
“A mi criterio estamos viendo en Occidente un empobrecimiento de esos consensos democráticos. Particularmente en Argentina estamos condenados a un ajuste permanente que está programado desde Washington, lo que significa que no tenemos ni el mínimo margen de soberanía económica. Podemos definir la terea del ministro Sergio Massa como pragmática porque intenta cumplir con el FMI y dar seguridad a los empresarios y a los bonistas extranjeros pero de alguna manera quiere, hablando en criollo, tirarle un hueso a la gente. Además hay que ir rearmando las reglas del juego económico, mínimamente pero con acuerdos que se hacen una vez por trimestre. Massa consiguió estas nuevas reglas hasta marzo con estas dos versiones del dólar soja y en un intento de conseguir una cierta estabilidad de precios, con una canasta básica de alimentos que esté al alcance de la gente. El escenario es muy complejo y de una lucha permanente entre coaliciones electorales pero que tienen dificultades para convertirse en coaliciones de gobierno. Esto se ve en el gobierno del Frente de Todos pero también se vio con Macri”.