En una nueva conversación con Días de Areco, el médico psiquiatra Luis Giménez planteó que es necesario declarar la emergencia en salud pública debido al aumento sostenido del crecimiento de las diversas patologías, como las fobias sociales, principalmente entre los adolescentes.
Giménez es especialista en salud pública y fue director del servicio de salud mental del hospital Pirovano y también se desempeñó como director asociado del Hospital Esteves en la provincia de Buenos Aires.
¿Los adolescentes la están pasando mal?
“Yo creo que es necesario plantear un estado de emergencia en cuanto a la salud mental porque mientras más converso con la gente, con los jóvenes, con los docentes, directamente me cuentan situaciones muy difíciles que son individuales pero también grupales sobre todo entre los adolescentes. De esto hemos hablado otras veces pero debemos seguir insistiendo: la adolescencia la viene pasando mal desde hace mucho tiempo y esto se agudizó durante la pandemia. Quizás ya entrando más en el tema de lo profesional, de mi especialidad y analizando algunos cuadros patológicos que han ido aumentando y que se fueron profundizando a partir de la pandemia los más notorios son los trastornos de ansiedad en sus diferentes formas clínicas”.
¿Cómo se definen estos trastornos de ansiedad?
“Uno de esos trastornos de ansiedad más presentes es el de la fobia social porque cada vez se ven más chicos y chicas que tienen dificultades para salir, para juntarse, para relacionarse. Si bien esto se engloba en la categoría de fobia social existen diferentes tipos. Otra forma que es muy conocida y también muy grave es el trastorno de pánico donde el adolescente pasa por un estado de una angustia enorme con la particularidad que siente la inminencia de la muerte. En ese momento uno siente que se va a morir y realmente es así, eso es lo que siente y es algo de muchísimo sufrimiento, de muchísima angustia con las consecuencias posteriores porque queda una personalidad muy atemorizada por la incertidumbre de cuándo va a regresar ese trastorno de pánico que lamentablemente retorna si no se hace el tratamiento adecuado. Esta situación ha tomado una magnitud social tan grande que ya no solamente se requiere un tratamiento individual sino que son necesarios tratamientos grupales”.
¿Cómo actúan esos trastornos en el cuerpo y en el cerebro?
“Cuando comienza un trastorno de ansiedad el cuerpo lo va registrando y comienzan a modificarse los equilibrios más básicos. Por ejemplo el corazón comienza a acelerarse, a latir con una frecuencia mayor. La respiración también se modifica, los músculos entran en un estado de tensión que muchas veces es para lograr una preparación biológica del cuerpo ante posibles peligros. Esto está estudiado y es allí donde entra a trabajar lo que se llama el cerebro emotivo que produce una descarga bastante acelerada de adrenalina y toda esta información es captada por otra estructura cerebral importantísima que es el hipocampo que es donde están todas las funciones que tienen que ver con la atención, con la memoria. Es por eso que cuando se registra un estado de ansiedad alto empezamos a tener problemas cognitivos. Si lo pensamos a nivel de la juventud vemos que esto influye muchísimo en el rendimiento escolar, en los estudios, en el plano cognitivo en general. El tema se vuelve cada vez más complejo porque ya no es una manifestación en el plano biológico sino que estos trastornos también traen problemas en el rendimiento de los chicos y chicas”.
¿Esto se nota en las escuelas por ejemplo?
“Esto también genera dificultadas en el elenco docente para poder adecuarse a chicos que cada vez más y en mayor número tienen problemas de ansiedad. Esto nos debe preocupar mucho y nos obliga a pensar en hacer algo al respecto. Entonces cuando esa ansiedad va aumentando esa descarga, ese nivel de adrenalina pasa a una situación denominada stress. Allí entramos en otra etapa más deletérea y perjudicial tanto para el organismo como para el cerebro porque el cortisol va deteriorando tejidos del cuerpo, de la memoria y de todo el funcionamiento cognitivo. Lo que estoy tratando de mostrar es cómo el sufrimiento y la patología psíquica van en aumento permanente. La pandemia fue un momento clave pero después esto no se detuvo, sino que al contrario, siguen aumentando y tenemos que ver cómo nos hacemos cargo de esta situación por eso es que creo necesario que se declare la emergencia en salud pública”.