En un nuevo Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, organizaciones de mujeres y diversidades realizaron esta tarde un encuentro en la Plaza Arellano. Desde las 18, se congregaron alrededor del Banco Rojo que recuerda a María Ramón y a todas las víctimas de femicidio para compartir micrófono abierto, intervenciones artísticas y música.
Para arrancar la jornada, se pintaron zapatos de rojo en una intervención inspirada en la obra de Elina Chauvet. La propuesta ya se ha realizado en distintas partes del mundo y el país y recuerda a las mujeres víctimas de femicidio y desaparecidas, representando su ausencia a través del calzado.
También se realizó un tendedero donde las mujeres y diversidades que pasaban por el lugar pudieron dejar mensajes anónimos relatando momentos en que sufrieron violencia. Entre algunos de los testimonios hubo quienes señalaron que les violentaron en sus casas, en el transporte público e incluso en la escuela.
El encuentro propuso también un micrófono abierto en el que la docente y militante Mabel Fernández destacó la importancia de la organización de las mujeres, especialmente las más jóvenes, y se compartió también un texto, «Que no se quede mi pueblo dormido», de autoría de Nele Falivene.
Además, se compartió un pequeño documento surgido a partir de grupo de masculinidades comprometidas con la lucha contra la violencia de género. “Hemos creado muy recientemente un grupo de varones para abordar el problema del patriarcado y de la masculinidad hegemónica planteando q otras masculinidades son posibles. Escucha, reflexión, compartir info y experiencias, revisar y reconocer hábitos y emociones que disparan las violencias, la sociedad patriarcal, o los micromachismos son algunos de los propósitos del colectivo de varones que por ahora es virtual y próximamente será presencial”, aseguraron.
En uno de los tramos más emotivos de la tarde, las personas presentes cantaron “Canción sin miedo” de Vivir Quintana reemplazando algunos de los nombres que menciona la canción por los de arequeras víctimas de femicidio.
Finalmente, las organizaciones de mujeres y diversidades rescataronlas historias de otras mujeres arequeras y de la zona que fueron víctimas de femicidios o muertes violentas y recordaron sus vidas a través del testimonio de sus amigos y familiares. Las fotos de cada una de ellas fueron pegadas en el banco rojo, donde se encendieron velas para mantener viva su memoria.